Capítulo II - Infinidad de referencias al pasado.
- Lunae
- 3 abr 2021
- 52 Min. de lectura
Actualizado: 6 ago 2021
En este momento, el continente albergaba cuatro poderosos países, conocidos como: “Las Cuatro Grandes Naciones.”
Como una de estas cuatro, Farsas era la gran región situada en el centro.
Se había fundado durante la Edad Oscura del continente y era ampliamente percibida como una potencia militar, tanto por su símbolo de la espada real Akashia, como por el reinado constante de la familia real durante setecientos años.
Incluso en tiempos de paz, los que servían al castillo realizaban meticulosos ejercicios y entrenaban casi todos los días.
— … Qué diligentes son. No ha cambiado en absoluto. —
Tinasha observó el campo de entrenamiento de los soldados desde la pasarela que bordea los muros exteriores del castillo.
En un enorme claro de los terrenos, los soldados habían estado realizando simulacros de batallas, probablemente como parte de sus ejercicios habituales y mientras dos luchaban uno contra uno, los demás se agrupaban a un lado para observar.
Apoyada en el muro de piedra, Tinasha los contemplaba, y aunque se confundía fácilmente con una simple chica atractiva, en realidad era la bruja aclamada como la más poderosa de todo el continente.
Hace setenta años, era un hecho que todo el mundo conocía, pero esta vez, al entrar en el castillo, había mantenido oculta su verdadera identidad.
Independientemente de cómo fuese, las brujas eran generalmente seres a evitar. Incluso hubo un pequeño país que había sufrido la ira de una hace tres siglos y fue destruido de la noche a la mañana, por lo que era comprensible que la población en general las temiera.
Fue Tinasha quien propuso ocultar quién era realmente. Óscar lo había aprobado, por lo que su identidad asumida era la de una aprendiz de mago.
Sus blancos dedos, que se deslizaban por su cabello, estaban adornados con numerosos anillos de sellado de poder para que otros magos no detectaran su magia, también portaba unos pendientes que ocultaban diseños mágicos.
— Ngh… — Una fuerte y repentina ráfaga de viento descargó una nube de arena en los ojos de Tinasha.
Los frotó mientras se le humedecían, cuando alguien se dirigió a ella por detrás.
— Así que aquí es donde estabas. —
Ante las palabras, la joven se dio la vuelta y encontró a Lazar ahí, con un libro en la mano. Luego sonrió y le saludó.
— Hola, estaba dando un paseo por el castillo. —
— Sí, desde aquí se puede ver el campo de entrenamiento. —
Lazar se acercó a ella y contempló el campo.
Tinasha señaló a uno de los soldados que estaba luchando.
— Ese ha estado ganando todos los combates. Seguro debe ser bastante fuerte. —
— Ese es el general Als. Es joven, pero es el más talentoso de los generales. Justo el mes pasado, dirigió un pequeño pelotón y acabó con una brigada de bandidos armados. —
Tal y como dijo Lazar, el espadachín pelirrojo parecía tener la misma edad que Óscar.
Als levantó la mano derecha y la espada de un soldado con el que había estado luchando voló por los aires, su delgado oponente se sujetó la muñeca con dolor y pareció decir algo.
— Aquélla perdió, pero también parece ser bastante buena… ¿Acaso es una soldado normal? —
— Su nombre es Meredina. Lucha a las órdenes del general Als, aunque creo que pronto comandará su propia unidad. —
— Sorprendente… —
En respuesta a tales palabras, entrecerró los ojos para ver mejor a la soldado, sin embargo, a esa distancia, lo único que podía distinguir era el cabello rubio y brillante de la mujer.
En Farsas no había restricciones de género en cuanto a las ocupaciones, pues la gente podía ejercer casi cualquier trabajo siempre que tuviera el talento y el deseo. Por eso a Tinasha no le sorprendió demasiado oír que Meredina era una mujer, aunque era raro que hubiera una soldado con tanto talento.
— Puede ser un poco brusca, pero es una persona amable. — añadió Lazar, sonriéndole.
Parecía ignorar que él mismo era en realidad la persona más amable del lugar, por lo que la bruja también sonrió.
— ¿Es divertido ver los simulacros de batalla? Creo que los magos tienen poco interés en este tipo de cosas. — comentó Lazar.
— En el pasado, solía practicar esgrima cuando tenía algo de tiempo libre… —
Cuando Lazar escuchó eso, sus ojos se abrieron de par en par, sorprendidos, y miró su pequeño cuerpo.
— ¿De verdad eres tan fuerte…? —
— No, no lo soy, y por eso no he podido ser muy buena. Veamos… Probablemente podría vencer a esa mujer de antes. Y en cuanto a ese general… Probablemente no, creo que perdería. —
A Lazar le resultaba difícil saber, por el tono desenfadado de sus palabras, si hablaba en serio o en broma, pero al final, no insistió más en el asunto.
De vuelta al campo de entrenamiento, Als practicaba con otro soldado. Su oponente retrocedía asustado, y se escuchaban lo que parecían abucheos de las tropas circundantes, ante ello, Lazar ajustó el agarre del libro que tenía en sus manos.
— Su Alteza es más fuerte que el general Als. —
— ¡¿Lo es?! —Tinasha sonó asombrada, y Lazar se volvió para mirarla.
— ¿Por qué te sorprende tanto? No hay nadie más fuerte que él en todo el país. Quiero decir, en la torre el otro día, él… ¿Hmm? —
Lazar ladeó la cabeza, confundido.
Sabía que había ocurrido algo en la torre de la bruja, pero cuando trató de recordar qué era, descubrió que no poseía ningún recuerdo concreto. Por otra parte, el rostro de Tinasha estaba congelado, y no sabía cómo reaccionar.
— ¿Más fuerte que ese general…? Hmm… ¿En serio? — se preguntó en voz alta.
— ¡De verdad! Posee un talento natural, evidentemente, pero a pesar de su apariencia, en realidad trabaja muy duro. Siempre ha tenido ganas de estudiar sobre cualquier tema, y comprende las cosas con rapidez. —
— Vaya… —
— ¿Por qué sigues reaccionando así? —
— No-no hay razón… — Tinasha parecía disgustada, frunciendo el ceño con los brazos cruzados. — Todo esto me ha dado ganas de empuñar una espada por primera vez en mucho tiempo. —
— ¿Por qué? —
Tinasha no respondió, simplemente asintió para sí misma. Una reacción tan inexplicable hizo que algunas dudas empezaran a agobiar a Lazar, pero tenía que irse a la biblioteca.
Al quedarse sola en los muros del castillo, Tinasha murmuró para sí misma
— Como era de esperar de un campeón de la torre. Tendré que asegurarme de no bajar la guardia con él. —
Aun así, si se diera el caso, podría obligarle a rendirse, ya que después de todo, era una bruja.
Tinasha pensó en el asunto durante un momento hasta que recordó la espada real, hizo una mueca y suspiró.
Farsas era cálida todo el año, pero tenía un verano que duraba dos meses al año, donde los días eran más calurosos que el resto. También tenía un invierno muy suave. Ella había llegado justo al comienzo del verano, y la ciudad del castillo esperaba la rápida llegada del Festival de Aetea, una celebración en honor al dios principal del continente.
Una noche, Óscar caminaba por un pasillo mientras leía una gruesa pila de informes cuando notó que una chica de cabello oscuro se acercaba por el extremo opuesto del pasillo.
— Vaya, pero miren a quien tenemos por aquí. —
— Hace tiempo que no te veo. — respondió ella.
La bruja había corrido hacia el príncipe cuando éste la había llamado. Era tan menuda como siempre, y él le acarició la cabeza como si fuera una niña pequeña.
— Ha pasado alrededor de una semana. ¿Qué te parece el castillo? Nadie se ha portado mal contigo, ¿verdad? —
— No soy una niña. Todo el mundo ha sido bastante amable, aunque he recibido algunas miradas. —
— Eso se debe a que no hemos ocultado el hecho de que vienes de la torre. Si tienes algún problema, házmelo saber. —
— Estoy bien. —
Tinasha no parecía dirigirse a ningún sitio en particular y se puso a la altura de Óscar.
— ¿Es tu trabajo? —
— Sí, algunas cosas diplomáticas y el arreglo de la seguridad para el festival. Todavía no está terminado, y estoy teniendo algunos problemas. —
Al hojear los bordes de la enorme pila de papeles, el joven príncipe hizo una mueca y a su lado, los ojos de Tinasha se abrieron de par en par.
— ¿Tú también haces eso? Creía que sólo te dedicabas a holgazanear en el campo todo el día. —
— Realmente dices algunas cosas groseras sin inmutarte, ¿verdad? … El mes pasado murió mi tío, el primer ministro. Estamos temporalmente cortos de personal, y es un trabajo que tendré que hacer eventualmente, así que no me importa. —
— ¡Me sorprende que seas tan diligente! —
— Escucha… —
Mientras bromeaban de un lado a otro, llegaron a la puerta de la habitación de Óscar. Estuvo tan ocupado que había ignorado a la bruja durante toda una semana.
— ¿Tienes algo de tiempo? — preguntó. — Quiero escuchar tu reporte sobre lo que has vivido esta semana. —
— Cuando lo dices de esa manera, haces que parezca que soy tu espía… No he encontrado a ninguna persona sospechosa en el castillo. —
— Ya veo… En realidad, sólo quería escuchar sobre tu vida diaria. —
Los dos no siempre estaban en la misma sintonía cuando hablaban, un hecho que había sido cierto desde el momento en que se habían conocido, y para cuando la pareja entró en la habitación, Tinasha reformuló sus respuestas.
— Sólo hago un trabajo normal de mago real. Hay un montón de trabajos diferentes publicados en el área de los magos. Simplemente elijo los que me gustan y los realizo. También puedo asistir libremente a conferencias y hacer investigaciones, así que hasta ahora todo es bastante divertido. —
— Al fin y al cabo, el trabajo de los magos es investigar. — añadió Óscar.
Por esa razón, los magos reales habían sido dotados de un presupuesto bastante abundante. A cambio, reunían trabajos tanto dentro como fuera del castillo, los repartían y se ocupaban de ellos. Crear pociones mágicas, medicinas y herramientas mágicas formaba parte de sus responsabilidades.
Dentro de la espaciosa habitación, Tinasha se elevó ligeramente en el aire y se abrazó a sus rodillas.
— Con la llegada del festival, me han asignado una tarea para ese día. Me encargaré de la iluminación. —
— ¿Iluminación? ¿Qué vas a hacer? — preguntó Óscar, mirando los documentos sobre la seguridad del festival.
Los soldados debían hacer turnos de seguridad durante la celebración, y el general había redactado un informe que resumía sus turnos y posiciones para que el primer ministro lo aprobara, pero al no haber primer ministro por el momento, era él quien se encargaba de la aprobación final.
Tinasha creó una luz blanca en sus manos y procedió a mostrársela.
— Haré fuentes de luz como está usando la magia y las colocaré en el foso del castillo, como luces submarinas. ¿No crees que se verá precioso una vez que esté listo? —
— Ah, entonces así es como se hace. Siempre pensé que enterraban lámparas o algo así. —
— Es más fácil hacerlo con magia. —
Una vez que Tinasha flotó lo suficientemente alto como para alcanzar el techo, se dio la vuelta para quedar colgada boca abajo.
Óscar la miró, exasperado.
— Realmente eres una bruja. —
— ¿A qué viene eso ahora? —
Nunca había visto a un mago levitar sin usar un conjuro. Para empezar, la magia flotante era bastante difícil. Además, Tinasha llevaba adornos mágicos por todo el cuerpo, por lo que Oscar empezó a preocuparse de si ella sería capaz de mantener su disimulo.
La bruja chasqueó los dedos y el candelabro de la pared del fondo se iluminó.
— Sin embargo, para mantener la luz, no debe salirse del alcance del poder del lanzador. Los magos normales sólo pueden encender las lámparas de una o dos tiendas como máximo. —
— ¿Y qué hay de ti? ¿Puedes mantenerla sin importar lo lejos que te encuentres? —
— Mmm… Puedo mantenerla desde cualquier lugar de la ciudad, incluso con los accesorios de sellado. Pretendo disfrutar de todo lo que ofrece el festival. —
Óscar miró el rostro feliz y sonriente de Tinasha y enseguida mostró sus ganas de fastidiarla.
— Muy bien, iré a hablar con el jefe de los magos y le pediré que te asigne más trabajo molesto para hacer. —
— ¡Basta! ¡Voy a llorar! —
Óscar fingió que iba a salir de la habitación, y Tinasha tiró desesperadamente de su chaqueta para evitar que lo hiciera.
— De cualquier manera, no confían en los recién llegados. Por eso no me dieron un trabajo más importante. — explicó.
— Bueno, supongo que eso es cierto. De todos modos, sólo estaba bromeando. — Óscar sonrió.
En respuesta, Tinasha hinchó las mejillas ante él, pero la ignoró y se sentó para volver a revisar sus numerosos documentos.
— Pareces muy emocionada sobre el tema. ¿No has estado antes en un festival? —
— Es el primero. La última vez, llegué justo después del festival, por lo que me arrepentí mucho, así que aún lo recuerdo claramente. —
— Podrías haber vuelto en otra ocasión después de haberte ido. —
— Prometí no volver a Farsas hasta después de la muerte de Reg… — Dijo mientras volvía a flotar hacia el techo.
El dobladillo de su túnica blanca se llenó de aire y salió revoloteando. En ese momento, el príncipe levantó la vista de sus papeles y la observó.
— Tampoco estaba de humor para preguntar por su muerte, así que después de eso, me olvidé todo sobre el festival. —
Con sus palabras, sonrió como una mujer joven, pero había una curiosa falta de emoción en su expresión y mientras daba vueltas en el aire, parecía un hermoso pez que se hubiera liberado de todo, pero que se hubiera quedado atrás.
Óscar estaba a punto de llamarla por su nombre sin pensarlo cuando Tinasha le dio una palmada en el hombro.
— ¡Oh, es cierto! Tenía algo que discutir contigo. Sólo que no era importante, así que lo olvidé. —
— ¿Algo que discutir? ¿Cómo pudiste olvidarlo? — preguntó.
— Se trata de tu seguridad. —
— ¡¿Mi seguridad no es importante?! —
— Ya eres bastante fuerte… — replicó Tinasha, pareciendo completamente molesta. — De todos modos, hemos hecho un contrato, así que voy a cumplirlo. Sin embargo, el día del festival voy a estar ocupada vagando por ahí, así que déjame que te aplique más magia defensiva. —
— ¿Me estás preguntando si puedes holgazanear? —
Óscar no estaba seguro de si esta oferta había sido motivada por algo, pero no lo parecía. De todos modos, no era como si hubiese subido a la torre de la bruja en busca de protección.
Luego ordenó sus papeles y los puso sobre la mesa antes de mirar hacia ella.
— De acuerdo, ¿qué debo hacer? —
— El hechizo es un poco complicado, así que ya lo he preparado. —
Con una mirada de felicidad, Tinasha bajó volando hasta aterrizar frente a él. Luego, entrelazó los diez dedos y presionó las palmas de las manos antes de llevarlas frente a sus ojos.
Instantáneamente, cinco anillos hechos de finas líneas rojas flotaron en el aire entre las manos de ambos. Estaban todos intrincadamente entrelazados, imposibles de desentrañar, y al cabo de un momento, se transformaron en un enorme sigilo mágico.
Óscar apenas pudo reprimir un grito de asombro ante el espectáculo mientras los sonidos de los cánticos de la bruja llenaban la habitación.
— Que esto perdure durante el tiempo del contrato. Que se especifique tres veces y dos mundos… —
Los magos normalmente no requerían conjuros para la magia simple.
Si flotar era representativo de lo que era normal para Tinasha, todo lo que tenía que hacer era concentrarse o agitar las manos para hacer magia que normalmente requería un encantamiento, pero esta era la primera vez que Óscar la escuchaba recitar un hechizo.
El hecho de que recitara tanto tiempo significaba que la bruja estaba a punto de lanzar algo extremadamente poderoso.
— Derrite las palabras que deben ser destruidas en su origen, y la lluvia que se formó disperse su significado… Que todos los círculos vuelvan como fueron creados… Sigue mis reglas para todo lo que pueda ocurrir. —
Cuando su cántico terminó, el sigilo que giraba lentamente y se tejía tortuosamente convergió y se fundió en el cuerpo del joven. Sorprendido, giró las manos para mirar a ambos lados, pero no pudo ver ningún rastro de la marca carmesí.
— Es increíble… —
— Mm, eso debe ser bueno. Tiene un efecto semipermanente. — explicó Tinasha.
Entonces se tomó un momento para igualar su tensa respiración.
— Esa magia anulará casi todos los ataques entrantes, independientemente de la física. Sin embargo, no puede protegerte de cosas como el veneno o los ataques mentales, así que ten cuidado. También se desvanecerá si muero, pero por otro lado, no puede ser deshecho por nadie más mientras yo permanezca con vida. —
— Esto suena casi como una trampa. —
Sin duda, había bastantes personas dispuestas a pagar cualquier precio para recibir una protección tan increíble, pero lo más probable es que pasen toda su vida sin que se les aplique tal hechizo.
Ante esto, Óscar recordó de repente lo poderosa que era su aliada.
No obstante, Tinasha se limitó a sonreír ante su asombro. Se acercó a la pared y se hundió en un sofá.
— Si has hecho un contrato con una bruja. Eso es lo que deberías de esperar. —
— De esperar, ¿eh? … Yo sólo quería que te casaras conmigo. — objetó rápidamente.
— ¡¿Y no te he rechazado?! — espetó la bruja.
— Aunque no me muera, todavía me hace falta un heredero; si no, estamos todos en problemas. —
El argumento era sólido, y Tinasha parecía desanimada, por lo que no quiso mirar a sus ojos; pues ella también debía entenderlo. Entonces, con un pequeño suspiro, cruzó sus esbeltas piernas.
— Cuando dices que necesitas un heredero o estás en problemas… ¿No hay otros de sangre real? Pensé que tenías muchos más familiares. —
— Sí, pero no tienen hijos. Cuando tenía cuatro o cinco años, hubo una extraña racha de secuestros y al final, decenas se perdieron. Varios de mis primos estaban entre los desaparecidos. Actualmente no tengo parientes más jóvenes de sangre real. —
Óscar sostuvo una jarra de agua y vertió su contenido en una taza, luego observó a la bruja mientras tomaba un sorbo. Esta parecía asombrada y aunque acababa de sentarse, se puso en pie de un salto para acercarse a él.
— ¿Descubrieron al culpable de esas desapariciones? —
— No, sigue siendo un misterio. —
— ¿La Bruja del Silencio vino antes o después de eso? —
— Después de que mi madre enfermara y muriera, así que… Sí, fue después. —
Tomando un momento para pensar, contrastó los registros privados con sus propios recuerdos de la infancia y justo en ese momento, un dolor punzante le atravesó la cabeza.
La imagen de una bruja contra la luna
Una maldición
Una voz
Afiladas uñas
Desgarrado
Cubierto de sangre
Imágenes sin forma y fragmentos sin palabras pasaron por su mente. Sin embargo, pronto desaparecieron como si nunca hubieran estado allí. Ante esto, solo sacudió la cabeza, apartando la sensación extraña que le había atravesado el cerebro como si fueran espinas.
— ¿Qué sucede? —
— Nada… Estoy bien. —
— Seguro que debes estar cansado. Parece que no has dormido en mucho tiempo… —
Con la preocupación que teñía sus palabras, Tinasha extendió una mano sobre la mejilla de Óscar. Su tacto frío era reconfortante, y él pudo sentir cómo la tensión se desvanecía de sus hombros.
El príncipe sujetó la pequeña mano de la bruja y sonrió.
— He dormido tres horas. —
— No creo que eso sea suficiente. —
Ella lanzó una mirada atroz en su contra y le tomó de los brazos para obligarle a ponerse en pie. De esta manera, Tinasha comenzó a arrastrarlo hacia el dormitorio.
Normalmente, sus delgados brazos y su cuerpo ligero no deberían haber sido capaces de moverlo por su estatura que la superaba con creces, pero debió usar magia ya que lo movió sin esfuerzo y al final, acabó sentado en la cama.
— Oye, todavía tengo que organizar mis papeles. —
Óscar la miró desde su lugar en la cama, claramente desconcertado.
Y aunque ella tuvo que reprimir un ataque de risa, respondió:
— Si duermes un poco, verás que puedes terminar incluso más rápido. —
— No lo creo… —
— Mira, ¿no tienes sueño? — dijo mientras le daba un golpecito en la frente.
Justo cuando se dio cuenta de que le había hecho algo, Óscar cayó en un profundo sueño.
— ¿Niños que desaparecen y una maldición que acaba con el linaje…? Me pregunto qué demonios ha ocurrido… —
Tinasha volvió a sumirse en sus pensamientos después de obligar a dormir al hombre con el que había firmado un contrato.
Para ella, los sucesos de hace quince años aún estaban claros en su memoria. Sin embargo, tal vez porque había estado encerrada en su torre, no tenía conocimiento de esos acontecimientos. Pero gracias a los secuestros y a las acciones de la Bruja del Silencio, la familia real de Farsas se hallaba en peligro a desaparecer.
Si se tratara de cualquier otra familia real, simplemente habrían adoptado a un niño de una familia lejana como su nuevo heredero, pero por desgracia, esa opción no estaba al alcance del reino de Farsas, pues la espada real, el símbolo del país, sólo se heredaba por línea directa.
— Esta es una situación bastante compleja… ¿En qué estaba pensando la Bruja del Silencio, otorgando tal maldición a esta familia? —
Tinasha sentía curiosidad, pero sabía que la otra bruja no era alguien que le diría fácilmente si le preguntaba. Si realmente quería saberlo, tendría que estar preparada para perder su propia vida o matar a la otra bruja, dos cosas que estaban fuera de los límites de este contrato.
Por eso, en lugar de desenterrar el pasado, intentaría solucionar el problema actual, pues confiaba en que su poder era capaz de conseguirlo.
Entonces sacó la pila de documentos que Óscar había dejado y los examinó rápidamente. Aquí y allá, pudo encontrar correcciones que el joven príncipe parecía haber escrito a mano, y sonrió.
— Parece muy capaz. No esperaba menos de un gran trabajador. —
En su larga vida, había visto a muchos tomadores de decisiones, pero Óscar tenía el potencial de convertirse en un gobernante más sabio que todos ellos.
Dicho esto, mientras estuviera maldito, su futuro dependía de Tinasha, su protectora, y provechando que estaba dormido, le acarició la cabeza mientras hojeaba los documentos. Una vez que los puso en orden, desapareció de la habitación sin hacer ruido.
Cuando Oscar se despertó, la bruja ya se había ido.
Mirando el reloj, vio que sólo había pasado una hora, sin embargo, debía de haber dormido profundamente, ya que por alguna extraña razón, se sentía renovado en cuerpo y mente.
Se sentó en la cama y sacudió ligeramente la cabeza, miró la mesa de al lado y vio que sus papeles estaban apilados.
Al acercarse para comprobar los documentos, se dio cuenta de que se había añadido una nueva hoja en la parte superior. En lo que era claramente la letra de Tinasha, la página resumía limpiamente las partes que debía revisar, así como otros puntos destacados.
— Realmente no consigo entenderla… — murmuró.
A pesar de que vivía como una reclusa, aparentemente tenía una buena perspicacia para el trabajo de oficina. Resoplando un poco mientras ojeaba los papeles, procedió a recoger el montón y salió de la habitación.
༄ ༄ ༄
Todo el mundo en el castillo se dedicó a sus tareas preparatorias, y antes de que nadie se diera cuenta, el gran día había llegado.
La ciudad del castillo estaba llena de gente a primera hora de la mañana, y los acordes de la música de los artistas flotaban entre la multitud.
El paisaje urbano era elegante, con hileras de edificios de piedra, y mientras la luz se refractaba a través de los cristales de colores incrustados en los carteles colgantes, hacían brillar como un arcoíris.
Había muchos invitados extranjeros que provenían desde fuera de Farsas pululando por las históricas calles, aumentando el bullicio de la ya próspera ciudad castillo de Farsas.
Se trataba del 187º Festival de Aetea celebrado en los 526 años de historia de del reino.
— ¡Esto es muy divertido! —se dijo Tinasha, sosteniendo un pequeño gato de porcelana frente a sus ojos.
Como por fin había llegado el festival, había salido a explorar la ciudad sola desde la mañana. Vagando por las calles, contempló con alegría las librerías y los juglares ambulantes. Hacía varias docenas de años que no se encontraba entre una multitud de gente como ésta, y tras recibir el gato de porcelana como regalo, lo guardó en su bolsa de cintura.
Sin embargo y aunque le hubiera gustado seguir jugando a su antojo, actualmente estaba al servicio de la corte, lo cual significaba que tenía trabajo por hacer.
Observó la puesta de sol y regresó al foso del castillo para ocupar su puesto.
Las murallas y el foso rodeaban el magnífico castillo de alabastro. Los puestos del festival se alineaban en el camino frente al mismo, y un montón de gente se paseaba por el lugar. Deslizándose entre la multitud, Tinasha se situó justo delante del foso y levantó una mano.
— ¡Que se haga la luz! —
El conjuro fue rápido, un mero puñado de palabras.
Con ello, una esfera blanca de luz surgió de la mano de la bruja y se sumergió en el agua. Ahora sumergido, el orbe luminoso se dividió en cinco esferas y se extendió a posiciones uniformes en el foso mientras la gente que pasaba por ahí lanzaba gritos de alegría ante la pálida y parpadeante luz que surgía de las aguas.
Los magos apostados en otros lugares también debieron de encender sus luces casi al mismo tiempo, porque las murallas parecieron de repente envueltas en un resplandor azulado. Cuando Tinasha miró el puesto contiguo al suyo, un mago con túnica se fijó en ella y se acercó con un gesto.
— ¿Cómo le va? Es usted nueva, ¿verdad? Pero parece que ha hecho un excelente trabajo. —
— Gracias. Todo se debe a la tutela de los magos…
— Soy Temys, encantado de conocerte. — El hombre extendió su mano derecha.
Su brazo estaba cubierto de marcas negras, estos eran siglos mágicos. Por dentro, Tinasha se sorprendió de la rareza de los diseños, sin embargo, superficialmente, sonrió y le estrechó la mano.
— Soy Tinasha, encantada de conocerte. —
— Estaré por aquí un tiempo, así que hazme saber si necesitas algo. — dijo Temys.
— Lo haré. — respondió.
Temys saludó amistosamente y se marchó.
Aunque la iluminación estaba hecha, Tinasha tendría que mantenerla hasta bien entrada la noche. Mientras veía pasar la aparentemente interminable cantidad de gente y se preguntaba qué hacer con su tiempo, la voz de un hombre desconocido la llamó desde atrás.
— Es mejor que no te vayas o te meterás en algún lío. —
— ¿Qué? — Se giró, pero lo único que pudo ver fue la multitud de asistentes a la fiesta.
Tinasha no tenía ni idea de quién había hablado o si, de hecho, se habían dirigido a ella.
Entonces vio a un joven con una capa de viaje que se alejaba, tratando de mezclarse con las masas, a este le acompañaba una chica de cabello plateado y en cuanto Tinasha se fijó en ellos, desaparecieron entre la multitud de asistentes al festival.
— … ¿Un mago? —
Sólo lo había visto un momento, pero parecía estar suprimiendo su propia magia, así que acercó uno de sus dedos adornados con un anillo de sellado a su barbilla y por un instante, pensó en ir a interrogarlo, pero pronto se lo pensó mejor.
— Bueno, es Farsas. —
Era un día de fiesta en el país número uno de toda la tierra, por lo que seguramente había algunos individuos extraños. La propia Tinasha, como bruja, era la más extraña de todas, así que se recompuso y abandonó su puesto, dirigiéndose a inspeccionar un local que emanaba un agradable y dulce olor.
Durante un festival que atraía a asistentes de dentro y fuera del país, la seguridad se consideraba lo más importante.
Tanto si se trataba de vigilar a los invitados y lugares importantes como de dirigir el tráfico en las calles, el equipo de seguridad tenía que estar atento y tomar decisiones en fracciones de segundo. Precisamente por eso, Óscar había designado sólo a aquellos que habían demostrado su valía en la batalla.
Pero en medio del animado ambiente, un hombre con una espada se quejó,
— Los festivales deben ser agradables. Me encantaría beber al menos una copa. —
— Estamos muy ocupados. —
El hombre alto que se paseaba por las calles congestionadas y la mujer de postura perfecta que estaba a su lado no podían parecer más dispares. Sin embargo, ambos tenían la misma suavidad al abrirse paso entre la multitud.
El emblema en la cintura del hombre alto y en el pecho de la mujer de postura perfecta denotaba la afiliación al castillo, este era la prueba de que ambos tenían un estatus superior al de un comandante.
Se trataba de el joven general Als, pelirrojo, afable y con rostro de niño, quien se volvió hacia la mujer, su amiga de la infancia, y le preguntó:
— En realidad, ¿dónde está su alteza? —
— En el castillo, trabajando. — Meredina, la oficial con autoridad para comandar un pelotón, respondió sin detenerse a mirar a Als.
El rostro de la mujer tenía rasgos suaves y hermosos. Sólo su cabellera rubia, perfectamente cortada hasta los hombros, le daba la apariencia de un soldado.
— Este año no tenemos invitados oficiales de otros países, así que no tenemos demasiados guardias asignados a personas concretas. Sólo debemos hacer un buen trabajo de patrullaje… ¿Lo entiendes? — preguntó Meredina.
Als, que había estado mirando unas tiras de cerdo a la sal, se encogió de hombros al escucharla. Ambos se habían criado juntos en la ciudad, pero quizás debido a sus diferencias de personalidad, ella seguía regañándole como de costumbre.
Aunque, si se clasificaban las travesuras dentro del castillo, Óscar era incluso más problemático que Als. Al príncipe heredero le encantaba marcharse por su cuenta, y se escapaba regularmente del palacio, y aunque se suponía que debía estar dentro del castillo durante las festividades, si realmente se quedaba dentro era una cuestión totalmente diferente.
— Oye, ¿hay alguien con su alteza? — preguntó Als.
— Dijo que no necesitaba ningún guardia. Me gustaría que confiara un poco más en nosotros, pero… — Meredina se interrumpió. — Creo que necesita más a una niñera que un guardia… Pero sí, probablemente no necesita que nadie lo proteja, es fuerte después de todo. —
Als se encogió de hombros antes de darse cuenta de algo, y entonces dio una palmada.
— ¡Oh! ¿No deseas ser su guardia, Meredina? —
— ¡No, no he dicho eso! — Respondió haciendo el mismo puchero que tenía desde la infancia.
Als sabía que ella sentía algo por su comandante, el príncipe heredero.
Las estrellas eran visibles en el brillante cielo nocturno mientras la pareja caminaba por la avenida principal y se acercaba al foso del castillo.
De repente, un grito sorprendente se abrió paso entre el zumbido de los asistentes al festival por lo que Als y Meredina echaron a correr hacia el sonido del agudo grito de una mujer. Esta tenía las manos apoyadas en la orilla del foso mientras miraba fijamente el agua.
— Mi hijo… Mi hijo ha… —
— … ¡¿Se ha caído?! —
Miró a Als con una cara que parecía descolorida y se limitó a asentir en estado de shock.
— ¡Als! —
Meredina sostuvo su collar y Als se encogió de hombros, luego se desabrochó el cinturón de la espada antes de lanzarse al foso. Aunque estaba iluminado para el festival, el agua seguía siendo oscura y turbia.
Entrecerrando los ojos, Als se apresuró a nadar hasta el fondo.
El foso tenía una profundidad de unos cuatro hombres y la falta de corriente facilitaba el nado, pero también enturbiaba el agua, por lo que su visión estaba oscurecida por cúmulos de barro iluminados, y al mirar a su alrededor, empezó a sentir pánico.
Justo cuando pensó que debía volver a la superficie para respirar, una esfera de luz luminosa y brumosa creció de repente.
Se expandió rápidamente, devorando la oscuridad hasta que el campo de visión bajo las aguas del foso no se veía diferente que en tierra firme durante el día.
Als quedó perplejo ante lo que acababa de ocurrir, pero siguió buscando y finalmente vio a un niño de aproximadamente dos años flotando a cierta distancia, lo sujetó y se aferró al cuerpo inconsciente del pequeño para luego volver a subir a la superficie a toda prisa.
Cuando por fin se abrió paso y respiró profundamente, los vítores estallaron a su alrededor.
— ¡Meredina, ayuda! —
Gritó mientras levantaba al niño, Meredina lo sacó y comenzó a atenderlo.
— Está bien. Tiene pulso, y parece que no ha tragado mucha agua. — dijo, consolando a la fantasmagórica madre del niño.
— M-muchas gracias. — La mujer lloraba mientras les daba las gracias a ambos y abrazaba a su hijo.
Rápidamente un médico se acercó corriendo y, poco después, se marchó con la madre y el niño, pues lo mejor era examinar al niño para estar seguros.
Als los vio partir mientras se escurría la ropa empapada.
— Ah… Menos mal que no he bebido… —
— Tú lo has dicho. —
— Era difícil ver ahí abajo; me estaba preocupando bastante. ¡Oh! En realidad… ¿Quién fue el mago que hizo estas luces? —
— Eso fue obra mía, me disculpo profundamente por mi descuido. —
En respuesta a la ruidosa pregunta de Als, una persona de la multitud levantó una mano pálida. Se trataba de Tinasha quien se acercó, y cuando Als la miró, cayó en trance por un momento. Al recomponerse se enroscó un mechón de cabello húmedo en los dedos.
— Oh, no, no quise decir que fueras negligente… Realmente me ayudaste haciendo la luz más brillante, así que te agradezco. — logró decir tras un momento.
La bruja no dijo nada e inclinó la cabeza.
Mirando más allá de la chica, Als vio que el mago con túnica que estaba a su lado se había dado cuenta de la conmoción y este levantó una mano con un sigilo cuando sus miradas se encontraron.
Cuando la multitud de curiosos comenzó a dispersarse, Meredina le entregó a Als el cinturón de su espada.
— Por ahora, ve a cambiarte. —
— De acuerdo… Está bien. —
Ambos partieron hacia la sala de guardia.
Una vez que se encontraban a una distancia segura del foso, Als gritó:
— ¡Eso ha sido un susto! ¡¿Quién era esa hermosa chica?! ¿Siempre ha estado en el castillo…? —
— Al parecer, es una maga que estaba en la torre de la bruja. Su Alteza la tomó como compañera. — murmuró Meredina en voz baja, como si estuviera hablando de algo siniestro.
— ¡Ah, sí! Me he enterado de eso. Ya veo… De ser así no me extraña. —
— ¿Qué no es de extrañar? —
Als sacudió la cabeza, haciendo volar las gotas de agua que se aferraban a su cabello y su compañera quedó atrapada en el rocío, por lo que frunció el ceño, con cara de fastidio.
— No, es que no creía que su alteza fuera del tipo que se junta con las mujeres, así que me sorprendió escuchar eso… Pero es totalmente comprensible en este caso. —
— ¡¿Qué es totalmente comprensible?! — Meredina se quejó.
— ¿Estás celosa? — espetó Als.
Meredina golpeó al general en la espalda tan fuerte como pudo.
༄ ༄ ༄
A medida que la festividad se adentraba en la noche, Tinasha flotaba en el cielo sobre el castillo y contemplaba la ciudad a sus pies.
Llena de luces multicolores, la ciudad era como un joyero colocado sobre una tela de color negro puro, tanto como el dobladillo del vestido negro de Tinasha que se agitaba con la brisa mientras soplaba el pájaro de papel que tenía en las manos.
El pajarito plegado era un adorno que se vendía en un puesto del festival, y sus alas blancas temblaban ligeramente.
— ¡Tinasha! — Óscar gritó desde abajo.
Ella vio que estaba de pie en la pasarela del castillo y descendió lentamente hacia él.
— Tienes buenos ojos. — dijo ella.
— Todo lo que te rodea se ve algo borroso y brillante. —
— ¿Qué? ¿Cómo? —
Tinasha no había usado ningún camuflaje mágico, pero se había puesto a propósito un vestido negro para que no la pudiesen ver tan fácil desde el suelo. Curiosa, miró su propio traje y Óscar comenzó a reírse.
— ¿Estás segura de que no quieres pasearte por el festival? Te hacía mucha ilusión. —
— Ya lo he hecho, y también estoy manteniendo mi iluminación. Incluso, he creado una barrera de aire para que nadie caiga en el foso. —
— ¿Por qué? —
Evidentemente, nadie le había informado todavía acerca del incidente en el foso.
— Encontré un momento para descansar del trabajo, así que he pensado en salir un rato. Te enseñaré la ciudad. —
— Espero que no seas tú quien intente escapar del castillo. Realmente no deberías, eso significaría que el plan de seguridad por adelantado que los guardias establecieron no serviría de nada. —
— Me escapo todos los años, así que estaré bien. —
— Vaya… —
Tinasha pensó que probablemente esta disposición descuidada era lo que le había llevado a la torre de la bruja con un solo compañero.
Bajando silenciosamente a su lado, sopló de nuevo en el pájaro de papel.
El juguete no era para nada inusual en Farsas, y Óscar la observó divertido mientras jugaba con él.
— ¿Qué tienes ahí? —
— Todos los niños estaban jugando con ellos, así que me causó curiosidad. Es bastante divertido. —dijo Tinasha, besando el pájaro.
De alguna manera, esta acción dio vida al juguete.
El ave dio un gran aleteo y salió volando hacia la noche, mientras ella miraba cómo se alejaba cada vez más antes de que sus ojos se ablandaran al contemplar el paisaje nocturno.
— La ciudad es tan hermosa. Casi no parece real que haya miles de personas debajo de todas esas luces. —
Ella le dedicó una pequeña y gentil sonrisa, y en respuesta, Óscar le acarició el cabello lánguidamente.
— ¿Valió la pena bajar de la torre? — preguntó.
— Sí. — respondió Tinasha.
— Entonces me alegro. —
La forma en que Óscar hablaba hacía que pareciera que era él quien la cuidaba. La bruja soltó una pequeña risa y trató de subir flotando de nuevo, pero él extendió de repente una mano para arrastrarla de nuevo hacia abajo.
— ¡Oye! ¿Qué estás…? —
Tinasha empezó a protestar cuando, pasando por encima de los hombros de Oscar, vio a Lazar entrar a toda prisa.
— ¡Su alteza! ¡Tenemos un problema! —
Los jóvenes intercambiaron una mirada desconcertada ante el estado de nerviosismo de Lazar, quien se fijó en Tinasha y gritó sorprendido:
— ¡Señorita Tinasha, así que aquí es donde has estado! Todo el mundo te ha estado buscando. —
— ¿Qué? —
Tinasha parecía culpable y Oscar le dio una palmadita en el hombro.
— Esto es lo que te pasa por jugar. Seguro que te toca un sermón. —
— ¡Ahora no es el momento para eso! Alguien ha sido asesinado.
— ¡¿Qué?! —
Tanto Óscar como Tinasha se quedaron atónitos.
༄ ༄ ༄
Lazar los condujo a un callejón trasero, uno por el que la gente apenas pasaba. En la tenue luz de la calle sin salida, Óscar pudo distinguir un pequeño grupo de soldados y magos.
— ¿Puedo ver el cuerpo? — preguntó el príncipe.
— Su Alteza… Por aquí. —
Kumu, el mago jefe real, se materializó entre la multitud.
Le indicó a Oscar que se acercara y levantó una tela negra que había sido extendida en el suelo. Lo que había debajo ya no era reconocible como humano, pues se había reducido a un trozo de carne carbonizada.
— Urgh… —
Empezando por Lazar, todos los que alcanzaron a ver el cadáver se cubrieron la boca y retrocedieron, salvo Oscar. Los ojos de Tinasha se suavizaron cuando el príncipe inspeccionó con calma el cadáver que antes era humano.
— ¿Sabemos quién es? — preguntó.
— Se trata del mago Temys. Lo identificamos por sus ornamentos; sobrevivieron a las quemaduras. —
— ¡Oh! —
Ante la actitud de sorpresa de Tinasha, todos los ojos se volvieron hacia ella, pero Óscar miró a la bruja con una expresión conflictiva.
— ¿Lo conocías? —
— Justo hoy se encontraba en el sector aledaño al mío, por lo que vino a saludar. —
— Sí, por eso la buscábamos, señorita Tinasha. Durante los tres minutos que transcurrieron entre la desaparición de las luces de Temys y el hallazgo de su cuerpo, tus luces estaban encendidas, pero no estabas cerca del foso… ¿Dónde estabas exactamente durante todo ese tiempo? —
Con el alboroto del festival comenzando a apagarse, la pregunta de Kumu resonó con claridad y decisión.
Las luces de Temys se habían apagado en algún momento después de que el niño fuera rescatado del foso. Justo en ese momento, su novia había aparecido en el foso para hacerle una visita, pero él se había ausentado.
Como su turno aún no había terminado, ella supuso que estaba en algún lugar cercano, sin embargo, no estaba en ninguna parte.
Tres minutos después, su cuerpo fue descubierto en un callejón a poca distancia del foso.
— Parezco bastante sospechosa, ¿no? — preguntó Tinasha.
— Probablemente seas la principal sospechosa. — respondió Óscar.
Ambos se susurraron en voz baja mientras seguían a los demás oficiales y magos de camino a la sala de audiencias real. Curiosamente, aunque ambos estaban de acuerdo en que ella estaba probablemente bajo sospecha, el príncipe no parecía preocupado en absoluto por alguna razón.
— Bueno, si nos vemos obligados a hacerlo, les diremos quién eres en realidad. —
— Creo que eso me llevaría a una situación más complicada que si fuera la verdadera culpable… —
— Estará bien, te protegeré. —
A pesar de que ella era realmente una bruja, Óscar le había rogado que volviera con él.
No tenía intención de culparla innecesariamente; de cualquier manera, ella no parecía del tipo que hace daño a los demás. Tinasha era una joven que se deleitaba con un simple juguete de papel y en gran medida, así era como la percibía Oscar.
Como para tranquilizarla, le dio una palmadita en la cabeza. El gesto no era diferente de lo que se haría a un niño, en respuesta ella lo miró en señal de protesta, pero no dijo nada.
Tras recorrer un largo pasillo del castillo, la asamblea de soldados y magos llegó a la sala de audiencias. Entraron con las cabezas inclinadas, abriéndose en abanico frente al trono. Tinasha se situó en el centro, mientras que Óscar se colocó al lado del asiento del rey.
Entonces, el rey entró en la sala.
Se trataba de una persona relativamente joven, de unos cincuenta años. Con gran parecido a su hijo, pero su comportamiento era más suave. En sus ojos gentiles, Tinasha podía encontrar rastros de Regius, el rey con el que había hecho un contrato en el pasado.
— Así que tú eres la maga que ha traído mi hijo. — El rey miró fijamente a Tinasha, y ella aceptó la mirada con aplomo. — ¿No nos hemos visto antes en alguna parte? —
La abrupta pregunta tomó a Oscar y a Tinasha completamente desprevenidos, aunque ninguno de los dos lo dejó traslucir en sus rostros.
Desde que la Bruja de la Luna Azul había abandonado Farsas hacía setenta años, no había vuelto a aparecer hasta ahora. Tal vez Regius había descrito una vez a este rey la historia de cómo una bruja con la que había hecho un contrato había luchado en la batalla por él, sin embargo, ahora no era el momento de considerar esas cosas.
Rápidamente, la bruja le dedicó al gobernante de Farsas una brillante sonrisa.
— Me temo que no, es la primera vez que nos vemos, su majestad, mi nombre es Tinasha. —
Se deslizó con una pierna por debajo de ella mientras hacía una profunda reverencia. El elegante movimiento encantó a toda la corte, pero la cabeza del rey seguía inclinada hacia un lado, como si algo le preocupase.
Fuera lo que fuese, no la levantó y en su lugar, se limitó a observar a cada una de las personas que se extendían ante él, de izquierda a derecha, antes de que su mirada se posara de nuevo en Tinasha.
— Han matado a un mago. ¿Estuviste involucrada? — preguntó el rey.
— No. No he tenido nada que ver. — respondió ella inmediatamente, con voz firme.
Se pudieron escuchar suspiros entre la multitud y la gente empezó a murmurar.
El rey miró a Oscar, que estaba a su lado.
— Te dejo esto a ti. Elige un buen equipo que te ayude y se encargue de esto. —
— Entiendo. —
El rey se levantó y salió de la sala por una puerta del fondo mientras todos los presentes se inclinaban profundamente ante su figura en retirada.
Oscar y los magistrados se marcharon para ocuparse del resto de los asuntos del festival, mientras Als y los demás implicados en la situación se reunían en otra sala.
Sentados alrededor de una mesa, repasaron en rápida sucesión el estado del cuerpo y la cronología de los acontecimientos.
En el centro y rodeada, Tinasha se limitó a recibir las preguntas, sin inmutarse ni mostrarse a la defensiva.
— ¿No crees que es increíblemente sospechoso que no estuvieras en tu puesto? —
— ¿Dónde estabas y qué hacías? —
— ¿Acaso eres capaz de hacer magia que pueda servir a esta corte? Esas luces no eran lámparas o algo así, ¿verdad? —
— ¡Oh! Definitivamente eran luces mágicas. Las vi bien. — intervino Als, levantando la mano. — A mitad de camino, se hicieron más grandes y brillantes, pues las vi de cerca. De eso no hay duda. —
Estas fueron las primeras palabras que alguien pronunció en su defensa, y el resto del grupo se quedó sin las mismas por un segundo. Meredina rompió el incómodo silencio añadiendo:
— Cuando ese niño se estaba ahogando, Temys todavía estaba ahí. —
— Ah sí, recuerdo haberlo visto. Tenía la capucha puesta y no pude verle la cara, pero nos saludó. Definitivamente vi los sigilos mágicos negros en sus brazos. —
— P-pero aun así, si estaba usando magia para mantener las luces encendidas, entonces debe haber estado cerca. Esa es la cuestión. ¿Tal vez cambió de lugar con otro mago? —
Escuchando a la asamblea hablar como si ella no estuviera en el lugar, Tinasha recordó de repente algo que había sucedido mientras estaba entre la multitud.
— “Es mejor que no te vayas o te meterás en algún lío.” —
Si esa advertencia había ido dirigida a ella, entonces la situación se había desarrollado tal y como la persona misteriosa había dicho. Tal vez ese mago incluso había sabido que Temys sería asesinado, por lo que Tinasha se sumió en sus pensamientos mientras las miradas sospechosas convergían en ella.
— Te estás apresurando a sacar una conclusión. Es una maga de la torre. No parece descabellado pensar que sepa cosas que nosotros no sabemos. —
Exclamó el envejecido jefe de los magos Kumu mientras se frotaba la cabeza rapada haciendo notar la piel oscura y consideraba a Tinasha.
— Hacer que las luces sean más grandes y brillantes después de haberlas creado no es algo sencillo en sí mismo. Estas esferas de luz se hicieron originalmente con la intención de mantenerlas durante varias horas, además, ninguno de nosotros, aparte de ella, tiene la capacidad de ajustarlas en respuesta a un evento imprevisto. No debería sorprenderte que ella también pueda mantenerlas desde un lugar distinto. —
La joven se sintió un poco conmovida por el comportamiento más flexible del hombre mayor. Era justo lo que ella esperaba de un mago que era conocido como: “La Roca de Farsas”, desde hacía décadas.
Litola le llevaba a veces historias de su fuerza y su astuto juicio en la torre. Al mismo tiempo, Tinasha comenzó a preguntarse cuánto debía entregar de su propia mano.
Fue entonces cuando se abrió la puerta y entró Oscar.
— ¿Qué está pasado? —
— Estábamos a punto de interrogarla… —
— ¡¿Qué estabas haciendo y dónde?! —
La explicación de Kumu fue interrumpida por el mago que había sido retenido antes y que de repente la presionó para que respondiera.
Los oscuros ojos de la bruja miraron al hombre que había hecho el escándalo. Algo profundo y desconocido acechaba en esos ojos, y se puso rígido. Óscar respondió con presteza:
— Ella estaba conmigo, Lazar también la vio. —
La cuartada hizo que la sala bullera de inmediato.
Los ojos de Kumu se abrieron de par en par, y el rostro de Meredina se crispó por un momento. Als notó el breve movimiento de la mujer y se encogió de hombros.
Óscar, responsable de la onda que recorría la sala, se limitó a mirar a su alrededor, sin preocuparse en absoluto de la conmoción de sus súbditos.
— No pierdan el tiempo insistiendo en que es culpable. No fue ella quien lo hizo; puedo dar fe de ello… ¡Tinasha! —
— Ah… sí. —
Haciendo una mueca, la bruja se levantó y mostró sus manos abiertas a todos los presentes.
— Es cierto que, como dijo el maestro Kumu, uso un tipo de magia un poco extraña. Soy especialmente buena con las esferas de luz y la magia de tipo espiritual… Por eso puedo hacer cosas como ésta. —
De repente, manifestó una esfera de luz en sus manos. El orbe luminoso rebotó hacia el techo, luego se deslizó hacia la ventana, salió por el hueco y voló hacia la noche. Su luz siguió brillando hasta que se alejó tanto que ninguno de los presentes pudo verla y todos al mirar el espectáculo soltaron un suspiro.
— Fue una irresponsabilidad por mi parte abandonar mi puesto. Soy consciente de que es inevitable que sospechen de mí porque lo hice. Lo siento mucho, de verdad. — Tinasha inclinó la cabeza en señal de disculpa, y todos se mostraron incómodos al observarla.
Óscar dejó pasar el momento antes de dirigirse a Als, el único que parecía no estar afectado.
— Als, quiero que investigues esto. Meredina, ayúdalo. — ordenó.
Los dos soldados intercambiaron miradas antes de inclinarse respetuosamente.
༄ ༄ ༄
Tras recibir sus órdenes, Als y Meredina se dirigieron al callejón para echar un vistazo más, poco después de la medianoche y mientras caminaban, encontraron la ciudad del castillo más vacía que antes. Meredina volvió a mirar el castillo, con su rostro austero en la noche.
— ¿Estamos seguros de que ella no lo hizo? Incluso si ella hizo esas luces, dejó su puesto, lo que la hace aún más sospechosa. —
— ¿Estás insinuando que su alteza la está encubriendo, Meredina? — preguntó Als.
Dejando a un lado los sentimientos personales, era natural que sospechara de Tinasha, por lo que Als solo sacudió un poco la cabeza.
— Bueno, sin duda es una posibilidad, pero no lo creo. Es cierto que estuvo con el príncipe; Lazar lo confirmó, pero admito que me siento un poco… Inquieto. —
— ¿Inquieto? — Meredina se volvió para mirar al general.
— Es sólo una corazonada, pero algo en ella me hace pensar que es… Temible. —
Las palabras de Als estaban tan fuera de lugar que su compañera soltó una carcajada, pero enseguida se dio cuenta de que hablaba en serio y entonces lo miró fijamente.
— ¿Hablas en serio? ¿Por qué lo dices? — preguntó.
— Lo hago. Antes, un mago intentó acercarse a ella, pero se quedó congelado. —
— ¿Qué? ¿Eso ha pasado? — Al parecer, Meredina no había estado observando a Tinasha en ese momento, así que era probable que nadie más se hubiera dado cuenta, tampoco.
Als había sentido una presión que emanaba de Tinasha, una que parecía atravesar la piel. Los ojos oscuros de la chica parecían contener las profundidades de la noche. La fuerza que emanaba de ellos había sido inequívocamente real, tanto que, si hubiese querido realmente matar a alguien, Als no dudaba de que ella fuera capaz, independientemente de quién o dónde y tampoco dudaba de que tuviera el poder de hacerlo de forma discreta o a la vista de todos.
— Me pregunto si su alteza sabe de eso… —
El capitán se había sumido en sus pensamientos cuando se fijó en un mago que se encontraba más adelante y levantó la cabeza, en respuesta, el mago de baja estatura se acercó a los dos soldados para luego inclinarse.
— Me disculpo por la espera. —
Su nombre era Kav. Se trataba de aquel que había examinado primero el cuerpo de la víctima.
Él y Kumu acababan de realizar la autopsia, y mientras se ponía a la altura de Als y Meredina, comenzó a explicar los resultados de la autopsia.
— La causa de la muerte parece haber sido el envenenamiento. En el callejón había todavía vómitos no incinerados, y hemos detectado veneno en ellos. Es un viejo tipo de poción mágica conocida como Limath, un líquido insípido e inodoro. Quienes lo ingieren vomitan, y todo su cuerpo sufre una hemorragia hasta sangrar por la nariz. La muerte llega en pocos minutos. —
— ¿Este veneno es fácil de obtener? —
— Es algo que uno podría hacer con las instrucciones adecuadas. Es posible encontrarlo a la venta en algún sitio, pero no en Farsas. —
— Entonces, sólo como ejemplo, ¿podría hacerlo cualquiera de nuestros magos? —
— Alrededor de la mitad son capaces. Dicho esto, las pociones son mi especialidad, pero no usaría Limath si quisiera matar a alguien. Es una poción antigua, por lo que los ingredientes son difíciles de conseguir, y el procedimiento es problemático de realizar. La magia involucrada en su elaboración también tiene un alto costo espiritual… Hoy en día, hay venenos que son mucho más simples de hacer. —
— ¡Ya veo! — Aplastando con un dedo su ceño fruncido, Als le hizo otra pregunta a Kav. — ¿Y qué hay de cómo la víctima fue despedazada y quemada? —
— La víctima fue desmembrada después de la muerte. La cabeza, los brazos y las piernas fueron cortados, mientras que el torso fue partido en dos. Parece que se utilizó un hacha o alguna otra herramienta que se moviera hacia abajo para disolver el cuerpo. Algunas partes requirieron un solo corte, mientras que otras necesitaron varios. Después, el cadáver fue incinerado, lo rociaron con aceite y luego le prendieron fuego. —
— … Horrible. —
Sólo había soldados de la guardia en la escena del crimen, pero había sido lo suficientemente cerca del festival como para que la brisa aún llevara los sonidos de las risas y la música de arpa de las calles cercanas.
Sin embargo, el asesinato había tenido lugar en un punto ciego de un callejón sin salida, donde no había ventanas que dieran a la estrecha calle, lo que le daba una sensación de aislamiento respecto a las fiestas de los alrededores.
Al mirar el suelo calcinado, todavía se podía percibir el olor de la muerte flotando silenciosamente en el aire.
— ¿Quién encontró el cuerpo primero? —
— Uno de nuestros magos. Estaban buscando a Temys, su novia también lo encontró y se volvió medio loca. Ahora mismo, está descansando dentro del castillo. —
— Con lo que le pasó, es comprensible. — comentó Meredina, abrazándose los brazos como si hubiera cogido un escalofrío.
Luego levantó la vista y se dio cuenta de que Als ya no estaba junto a ella.
Había retrocedido un poco y se asomaba a la calle.
— ¿Als? ¿Qué estás mirando? —
— Bueno… Yo también quiero mirar dentro del foso. Pero ya está oscuro, así que habrá que esperar hasta mañana. Lo revisaremos, hablaremos con algunas personas y luego iremos a informar a su alteza. —
— Espera, ¿ya sabes quién lo hizo? — preguntó Meredina.
— No, en absoluto. — fue la rápida respuesta del general.
Kav y Meredina parecían decepcionados, pero Als miró al cielo estrellado.
— ¿Por qué crees que alguien habría desmembrado y quemado un cadáver? ¿Alguna idea? —
— ¿Una especie de ritual? —
— ¿Porque le guardaban rencor? —
Meredina y Kav dieron respuestas diferentes prácticamente al mismo tiempo, y Als negó con la cabeza a ambos.
— Lo que sospecho es un intercambio de cuerpos o un método de eliminación fácil… Bueno, volvamos por hoy. Ya es hora de que me tome una copa y me vaya directo a la cama. —
Frotándose el cuello, dijo mientras se marchaba a prisa. Meredina se apresuró a alcanzarlo, y Kav lo siguió.
— Oye, ¿qué clase de persona era la víctima? — preguntó Meredina.
— ¿Te refieres a Temys? Si tuviera que decirlo… Era un tipo con suerte. Aprendía rápido y tenía una gran habilidad con las mujeres. El hombre era amable y responsable, así que no es que lo despreciaran. —
— Lo que significa que será bastante difícil de precisar un motivo. —
Als, caminando delante de ellos, dejó escapar sus impresiones. Sumándose a la línea de pensamiento de su amiga, Meredina preguntó:
— ¿Y además de su personalidad? ¿Alguien tenía algo que ganar? —
— Si hablamos de dentro del castillo, no se me ocurre nadie que saliera ganando con su muerte. Para empezar, todos los magos reales investigan en diferentes áreas… Tampoco nos peleamos por los ascensos ni nada parecido. —
Aunque ambos servían a la corte, el ejército, con su énfasis en el comportamiento colectivo, y los magos, en el comportamiento individual, tenían culturas bastante diferentes.
— ¿Qué investigaba Temys? — preguntó Als.
— Los lagos mágicos y la magia espiritual. En cuanto a la primera, trabajó principalmente con el lago de la Vieja Druza. — explicó Kav.
— ¿Qué son los lagos mágicos? ¿Lagos hechos de magia? —
— Se llaman lagos, pero no tienen agua. Son lugares donde la magia se ha acumulado bajo tierra con una densidad considerable. Hay un número de ellos dispersos por todo el continente. El foco principal de la investigación de la investigación de Temys era el lago mágico de la Vieja Druza, el lugar de la guerra de hace setenta años. Solía ir a ese lugar aproximadamente una vez al mes. —
— La guerra… Hay historias sobre una bruja que luchó contra algún tipo de bestia demoníaca durante ese conflicto, ¿verdad? — preguntó Meredina.
Una parte inolvidable de la historia farsiana fue la guerra con Druza que estalló setenta años atrás.
Druza había atacado repentinamente con una flota de magos, su fuerza mágica había hecho que el ejército de Farsas tuviera una dura lucha en aquel momento y ante un ataque tan feroz, el reino perdió mucho terreno ante el enemigo invasor.
Lo peor de todo fue un arma mágica gigante que Druza había conseguido, conocida como bestia demoníaca.
Esta bestia apareció repentinamente en el frente de batalla y ostentaba un poder destructivo abrumador. El arma de Druza acribilló al ejército Farsasiano. Frente a un adversario tan fuerte, Farsas había estaba completamente perdido. Tanto sus generales como sus magos habían caído en la desesperación.
Sin embargo, Regius, el rey durante el tiempo de la guerra, había llamado al frente a la bruja más poderosa, cumpliendo el deseo de quien había hecho un contrato con ella, eliminando la terrible arma mágica.
Con su mayor ventaja perdida, Druza fue derrotado, y Farsas triunfó. Sin embargo, la victoria tuvo un precio…
Después de sufrir tantas bajas, el reino tardó treinta años en recuperarse de verdad. Druza, derrotada y ya con inestabilidad política, decayó rápidamente y se dividió en cuatro pequeños países.
Als frunció el ceño al mencionar la histórica batalla y la infame arma mágica.
— Sin embargo, he escuchado rumores de que la bestia no está realmente muerta. ¿No es peligroso ir a un lugar así? —
— Por eso iba constantemente. Decía que, si el sello de la bestia demoníaca realmente está a punto de deshacerse, sus efectos se verían en el lago mágico. — explicó Kav.
— Hmmm… Si eso realmente tiene algo que ver con el asesinato, esto se está volviendo algo realmente grande. No puedo ni empezar a imaginarme al culpable ahora. — comentó Als.
— Hace un rato parecías muy seguro de saber quién era. — replicó Meredina.
— Sólo dije que era sospechoso. Y sólo hablaba de cómo se hizo, pero tengo ni idea de quién lo hizo realmente. —
Als se encogió de hombros, como si se le hubieran acabado las ideas y Meredina suspiró exasperada. Recuperando la compostura, se volvió hacia Kav.
— ¿Y su otro tema de investigación, es decir, la magia espiritual? ¿Era un hechicero espiritual? —
— No, los hechiceros espirituales son extremadamente raros. Es más, son muy aislados. Tenemos bastantes magos que pueden usar la magia espiritual, pero ningún hechicero espiritual puro. — respondió Kav.
— ¿De verdad? ¿Cuál es la diferencia? — inquirió Als.
— La fuerza mágica es completamente diferente. Los hechiceros de espíritu destacan en el control de la naturaleza. Un pelotón de ellos sería más que un rival para un ejército tradicional. — explicó Kav.
— Vaya, es increíble. — dijo Als.
— Por otro lado, hay pocos registros de ellos. Por naturaleza, deben ser puros, ya que es un requisito de su magia. Si dejan de ser puros, pierden su poder. Es por eso viven en grupos pequeños y aislados, no suelen mezclarse con extraños. Evidentemente, Temys estaba haciendo experimentos en un intento de analizar su magia espiritual. Los sigilos en sus brazos también eran magia espiritual. —
— ¡Oh sí, recuerdo esos! Seguro que era un gran apasionado por su investigación. —
Mientras Als recordaba los sigilos negros que cubrían los brazos del hombre, él y sus compañeros llegaron por fin a la puerta del castillo.
— Haremos nuestro informe a su alteza mañana. Gracias por ayudarnos con tu experiencia, Kav. — dijo Als.
Por último se despidieron y los tres siguieron su camino.
༄ ༄ ༄
Un fragante olor a té impregnaba el estudio real. Lo había preparado la protectora del príncipe heredero, una bruja.
Tinasha dejó una taza sobre el escritorio, refunfuñando para sí misma.
— Bajo de mi torre y, de repente, soy la sospechosa de un asesinato… Realmente, nada bueno puede venir de estar en tierra… —
— Tú no lo hiciste, así que actúa con más confianza. Si alguien dice algo, me encargaré de ello. — respondió Óscar.
— Eso sólo perjudicaría tu reputación. —
Aunque era el príncipe heredero, si Óscar se excedía, era casi seguro que habría reacciones.
Tinasha se preguntó si no debería alterar los recuerdos de todos los implicados para evitar el problema. El príncipe por su parte, tenía una montaña de papeleo de la cual ocuparse después del festival y parecía estar ocupado trabajando en cosas totalmente ajenas al caso de asesinato.
La bruja ordenó las tazas de té y cruzó las piernas mientras flotaba en el aire.
— De todos modos, me ocuparé de mis propios problemas. Si esto explotase, sería yo la que lo limpiaría. —dijo.
— Sin embargo, tengo la sensación de que se complicará si te lo dejo a ti. Ajustarás los recuerdos de todo el mundo o algo así. — especuló Óscar con displicencia.
— ¡¿Co-cómo sabes lo que estoy pensando?! — espetó Tinasha.
— Así que realmente puedes hacer eso… — Óscar parecía sorprendido, pero no era una mala opción de último recurso.
La bruja que flotaba en la habitación del príncipe no hizo ningún intento de negarlo, y él hizo una mueca de disgusto.
— En cualquier caso, me encargaré de ello, así que no te preocupes. Yo firmé el contrato y entonces tengo que asumir esa responsabilidad. —
— ¿Responsabilidad? Sólo estaré en el castillo durante un año. No me importa si tengo mala reputación. —
— Dices eso, pero vas a ser reina en el futuro. — le recordó, como si la reprendiera.
— ¡N-No lo seré! ¡No inventes un futuro para mí! — Tinasha negó rotundamente la afirmación, y Óscar se echó a reír mientras ella ponía los ojos en blanco. — De todas formas, ¿qué tan serio es eso? Es agotador ser víctima de tus bromas, así que, por favor, deja de hacerlo. —
— No te preocupes; lo digo en serio todo. Puede que seas una bruja, pero eres una buena persona. No creo que vaya a pasar un momento aburrido contigo mientras viva. ¡Es perfecto! —
— ¿Ese es tu razonamiento? —
A Tinasha no le gustaba que la gente la persiguiera con ojos llenos de adoración o culto. El razonamiento "porque suena divertido" tampoco endulzaba la idea. De hecho, era incluso peor, porque no tenía ni idea de cómo rechazar algo tan inusual.
Por lo tanto, se sintió desbordada, y Óscar volvió a su papeleo.
— De todos modos, ¿tienes alguna idea de quién lo hizo? Me refiero a el caso del asesinato. — preguntó Óscar mientras garabateaba algunas cosas.
— Mm… Demasiadas cosas que no cuadran. Sin embargo, no tenemos pruebas concluyentes y parecería sospechoso si me involucrara demasiado… — admitió mientras seguía flotando sobre su cabeza.
Lo que le preocupaba ahora era la advertencia que había recibido poco antes de que el mago apareciera muerto.
Aquel hombre misterioso podía estar implicado, pero ya había tenido tiempo suficiente para huir de la ciudad, por lo que Tinasha lamentó no haberle perseguido.
Óscar sonrió como si pudiera ver todo lo que la bruja estaba pensando.
— Bueno, puedes confiar en mí. Lo he dejado en manos de un equipo capaz. —
— Eres terrible para hacer que tus oficiales resuelvan un misterio. —
La bruja no estaba segura de que él hubiese escuchado lo que había dicho, porque la puerta del estudio se había abierto ruidosamente al mismo tiempo.
Ambos intercambiaron una mirada, y esta última lanzó un golpe con su mano derecha, desvaneciéndose al instante. Seguramente había lanzado magia de invisibilidad para evitar complicadas indagaciones, por lo cual el príncipe quedó impresionado por la rapidez con la que lo había conseguido.
Als entró en la habitación, se situó frente al escritorio y dio su resumen de la investigación y una vez que Óscar escuchó lo esencial, sonrió burlonamente.
— ¿Saben quién lo hizo? — preguntó.
— Sabemos cómo lo hicieron, más o menos, pero no quién. — afirmó Als con rotundidad.
Curiosamente, su respuesta pareció complacer aún más al príncipe, pues su sonrisa se amplió.
— Entonces dime cómo lo hicieron. ¡Oh! Pero sólo cuando todos estén aquí; quiero ver sus reacciones. —
— Entendido. —
Als se fue, y Óscar habló a la sala aparentemente vacía.
— Así que ahí lo tienen. Tú también deberías venir, Tinasha. —
No hubo respuesta, pero pudo sentir que podía percibir un suspiro justo a su lado, y se rió.
Todos los implicados en el caso se reunieron en una sala de seminarios normalmente utilizada para practicar la magia. Entre los asistentes había personas cercanas a la víctima o con algún tipo de conexión indirecta con ella. Temys no tenía ningún parentesco y la única persona presente que no trabajaba en el castillo era su novia.
El príncipe se sentó al fondo, con todos los demás dispersos a su alrededor en un círculo. Tinasha estaba detrás de él fuera del círculo, casi apoyada en la pared, mientras que del lado opuesto, estaba sentada la novia de Temys, Fiura.
Óscar, quien dirigía la reunión, dirigió su mirada a la asamblea.
— Muy bien, parece que todos ya están aquí. Ahora me gustaría escuchar el informe del general Als sobre la investigación y cualquier pista actual. —
La presentación fue breve por lo que cedió rápidamente la palabra a Als, que esperaba al lado del príncipe y este dio un paso hacia el círculo.
— Primero, repasaré lo que ocurrió el día del asesinato. Después de que Temys creara sus esferas de luz para el foso, habló con la señorita Tinasha. En algún momento después de eso, un niño casi se ahogó en la zona del foso de la señorita, causando un leve alboroto. También se vio a Temys cerca, aunque creo que fui el único que se fijó en él. Definitivamente vi a un mago que me saludó desde una corta distancia. —
Als levantó su mano derecha, recreando el gesto de Temys en ese momento.
— Después de eso, esta joven, la señorita Fiura, se acercó y se dio cuenta de que Temys no estaba en su puesto. Preguntó a los magos cercanos por él, y cuando todos se dieron cuenta de su ausencia, sus esferas de luz habían desaparecido. En la búsqueda posterior, se encontró su cuerpo. Se determinó que fue asesinado en el lapso de aproximadamente treinta minutos entre el momento en que se apagaron las esferas de luz y el momento en que se descubrió su cuerpo. La señorita Tinasha, que estuvo desaparecida durante ese tiempo y resultó sospechosa en consecuencia. Sin embargo, ¿es realmente posible asesinar a alguien e incinerar su cuerpo en menos de treinta minutos? —
Als intercambió una mirada con Kav, que se fue a la habitación vecina.
— Preguntándome esto, hoy he ido a bucear a la zona del foso que le habían asignado a Temys. Nunca pensé que me bañaría en el foso del castillo dos días seguidos, y permítanme decirles… Pero no fue un viaje en vano. —
Kav regresó, sosteniendo lo que parecía ser una lámpara ordinaria. Su única peculiaridad era que estaba encerrada dentro de una gran esfera de cristal.
— Encontré seis de estas colocadas en el fondo del foso a intervalos regulares. El cristal parece estar hecho con magia. Por supuesto, una esfera de cristal normal estaría sellada, manteniendo fuera tanto el agua como las llamas. Sin embargo, al estar hecha con magia, la lámpara puede ser encendida desde fuera del foso. ¿No es así, Maestro Kumu? —
— … Sí, es correcto. —
— A juzgar por el aire del interior y la cera, las llamas parecen haberse extinguido de forma natural después de pasar el tiempo suficiente. Nunca nos informaron de que las luces de Temys se apagaran y se volvieran a encender, así que es probable que las luces fueran estas desde el principio. Temys le había dicho a la señorita Tinasha: "Estaré por aquí un tiempo"; Lo que significa que, aunque se suponía que iba a estar en su puesto durante todo el festival, en realidad pensaba marcharse a mitad de camino. No fue la señorita la señorita, sino Temys quien no utilizó la magia para sus tareas de iluminación. —
Todos los miembros de la asamblea jadearon. Óscar se cruzó de piernas, escuchando sin perder de vista las reacciones de todos. Tinasha se mantenía con los ojos cerrados, contentándose sólo a escuchar.
— Este descubrimiento nos dice que Temys no estaba en su posición, aunque sus luces estaban encendidas. Entonces, ¿cuándo tuvo lugar el asesinato? Si me permiten, me gustaría exponer mi propia teoría. —
Als cerró los ojos durante un segundo, organizó sus pensamientos y luego continuó.
— El asesino probablemente tenía una reunión preparada con Temys de antemano. Prepararon las lámparas con antelación y las enterraron juntas. Después de que fingiera crear sus luces mágicas, abandonó su puesto para ir a reunirse con el asesino. Después de eso, fue envenenado en el callejón. Cuando lo mataron, aún faltaba tiempo para que las velas se apagaran. Por desgracia para el asesino, ocurrió algo inesperado… El incidente del niño que casi se ahoga. —
Als miró a Meredina y ella le devolvió la mirada, con los ojos muy abiertos.
— Supongamos que, en ese momento, Temys ya estaba muerto. Si se giraba la esquina del callejón donde se encontró el cuerpo, se vislumbraba el foso, a poca distancia. El asesino probablemente eligió ese callejón por esa misma razón, su proximidad al foso… Pero cuando el culpable escuchó la conmoción causada por la caída del niño, probablemente entró en pánico. Si una persona se sumergía tras el niño, existía la posibilidad de que descubriera que los globos de luz de Temys no eran mágicos. Incluso si nadie se daba cuenta, también existía el riesgo de que alguien observara su llamativa ausencia. Por ello, el asesino se apresuró a ponerse la túnica de Temys y se dirigió al foso. Ahí, vio que el niño no caía en la sección que se le había asignado y, haciéndose pasar por él, me saludó. Tengo que admitir que fue una forma inteligente de convertir una crisis en una oportunidad. —
— Bueno, espera. — Kumu levantó una mano, interrumpiendo. Todos los ojos se volvieron hacia él.
— No es mi intención interrumpir, general Als, pero el asesino levantó un brazo, ¿no es así? Un mago habría sido capaz de darse cuenta de que las marcas no pertenecían a Temys. ¿Por qué el culpable habría corrido tal riesgo? —
— Eso es lo que estoy diciendo… ellos levantaron un brazo. El cuerpo fue desmembrado, ¿recuerdas? El asesino trajo el brazo cortado consigo, oculto bajo sus ropas. —
Casi toda la sala se quedó sin palabras ante la revelación de Als. Una violencia tan calculada provocó la conmoción de los reunidos en la sala del seminario. Los ojos verdes de Meredina se abrieron de par en par y dejó escapar un pequeño suspiro.
— Después de eso, el asesino regresó a la escena del crimen y le quitó a Temys las otras extremidades para ocultar el hecho de que le habían quitado un brazo. Y para dificultar la determinación de la hora de la muerte en función de lo seca que estaba la sangre cuando se descubrió el cuerpo, o quizás para dificultar el descubrimiento del uso de veneno, rociaron el cuerpo con aceite y lo quemaron. —
Als dejó caer su mirada al suelo, pareciendo algo indiferente mientras continuaba.
— Viéndolo así, cambia por completo la forma de reducir nuestros sospechosos. Quien lo haya hecho fue alguien cercano a Temys, alguien que tuvo que estar ausente hasta que se le apagaron las luces falsas, y que se apresuró a presentar una cuartada después para cubrir sus huellas. Podemos hacer una conjetura basada en eso, pero hasta ahí llegan mi investigación y mis impresiones. — Als se volvió y ofreció una reverencia a Óscar antes de volver a su asiento.
Una atmósfera cargada de sospechas se instaló en la sala. En medio de ella, Óscar dijo:
— Gracias por su duro trabajo. ¿Alguien tiene alguna idea? —
La incómoda tensión se hizo más pesada y ninguno se atrevía a afirmar su inocencia ni a poner en duda a otro.
El joven príncipe desvió su mirada hacia una persona en particular, como si hubiera sabido la respuesta desde el principio. Desde aproximadamente la mitad del informe de Als, esta persona había aparecido extrañamente tranquila, manteniendo sus ojos centrados a un punto del suelo.
Mientras Óscar deliberaba sobre cómo plantear esto, escuchó la delicada voz de su protectora llamar desde detrás de donde estaba sentado.
— Eres una hechicera de espíritus, ¿verdad? O supongo al menos lo eras… Tú eres quien le dio a Temys esas marcas, ¿no es así? — preguntó Tinasha, y la novia de Temys, Fiura, levantó la vista.
Un hechicero espiritual era un tipo de mago extremadamente raro.
Cuando Tinasha identificó a Fiura como una, toda la sala estalló en un alboroto. Kumu fue quien vocalizó los pensamientos de todos los demás magos de la sala.
— ¿Cómo es que lo sabes? — le preguntó.
— Lo sé… Porque yo también lo soy. Puedo saber con sólo mirar a alguien si es un hechicero espiritual, aunque ya no lo sea. Además, las marcas del sello de Temys eran tan complejas y difíciles de aplicar que sólo un especialista en magia espiritual podría haberlas hecho. Había asumido que había un hechicero espiritual en el castillo que aún no había conocido, pero parece que me equivoqué. — Tinasha lanzó una mirada triste en dirección a Fiura. — ¿Le entregaste tu pureza y tu poder? ¿Llegaste a arrepentirte? —
Fiura se encontró de frente con la mirada llena de oscuridad de Tinasha. Sus propios ojos rebosaban de una especie de determinación sin sentido y tras un largo rato de silencio, le mostró una sonrisa y comenzó a hablar.
— Nunca… nunca pensé que me encontraría con otro hechicero espiritual después de dejar el bosque y venir a esta tierra extraña. Calculé mal. Debes ser una poderosa hechicera de espíritus si puedes discernir lo que soy con sólo mirarme. Lamento que hayas acabado siendo la principal sospechosa. —
Los ojos de Fiura estaban tan tranquilos como el más plácido de los lagos.
Había una clara resignación en ellos, que había impregnado todo su cuerpo, como la de una persona mayor que sabe que ha llegado su hora y está dispuesta a marcharse.
— No pienso hablar de casi nada. Tampoco trataré de justificarme. Es solo que… no podía soportar la mirada condescendiente de sus ojos cuando ya no podía usar la magia. No podía soportar su complejo de superioridad, y cada vez que lo miraba, veía las protecciones que había puesto ahí, lo imprudente y estúpida que había sido… Lo odiaba. Lo maté por respeto a mí misma. Nada más y nada menos. —
Fiura hablaba como para sí misma, sin desear ni comprensión ni simpatía.
༄ ༄ ༄
— Así que al final, el cuerpo fue desmembrado después de que se resolviera el incidente del ahogamiento. — dijo Meredina.
Ella, Óscar, Kumu, Als y Tinasha se habían reunido en el estudio del príncipe heredero. El interrogatorio de Fiura había concluido y la habían encarcelado temporalmente.
Mientras Tinasha añadía agua caliente a una tetera, respondió al comentario.
— La magia que produce marcas como ésa y no se limita a la magia espiritual, será efectiva mientras el lanzador esté vivo, como mínimo. En su caso, los sellos siguieron funcionando incluso después de perder su magia de hechicera espiritual. Dado que fue ella quien los lanzó, probablemente pudo transferir una parte de ellos a su propio cuerpo, aunque su magia desapareciera. —
— ¡¿Cómo fue que no te diste cuenta de que se trataba del brazo de una mujer?! — reprendió Meredina, y Als se quejó.
Kumu intervino tranquilizadoramente:
— Las marcas del brazo eran el rasgo más llamativo; no es de extrañar que fuera lo único en lo que se fijara. Además, Als también vio la onda desde lejos. Es imposible que se cortara el brazo después de notar la alteración en el foso. —
— No hubo tiempo suficiente. Supongo que eso significa que todo lo que preparó de antemano fue lo necesario para quemar su cuerpo y disimular que sus marcas habían desaparecido. — razonó Óscar mientras dejaba de cruzar las piernas y aceptaba un plato de aperitivos de Tinasha.
Als parecía aún más frustrado y confundido, pero Meredina lo ignoró y siguió preguntando.
— Entonces, ¿por qué cortó el cuerpo? Si lo hubiera dejado como estaba, podría haberse salido con la suya. —
Tinasha ofreció una respuesta.
— Creo que todo fue una apuesta de ella si la suplantación funcionaría. No pudo recuperar las lámparas sumergidas en el foso, así que debió considerar la posibilidad de que alguien percibiera que no era realmente Temys. Si el cuerpo estaba descuartizado para cuando se sospechara que la persona que había saludado no era realmente Temys, entonces ella tenía una oportunidad. Pero si no estaba desmembrado, entonces sólo un hechicero espiritual podría haber sido responsable. Nadie más podría haber transferido las marcas o dibujado otras nuevas. Como orgullosa hechicera de espíritus, Fiura quería evitar levantar sospechas de cualquier individuo potencial. Sin embargo, en este caso, eso fue su perdición, ya que fue lo que nos llevó a darnos cuenta de que se había hecho pasar por Temys. —
— Caíste en la trampa — dijo Meredina de forma arcaica, y Als fue incapaz de encontrar la mirada de la mujer.
Óscar sonrió e intentó mediar.
— Vamos, no lo hagas sentir mal. Sólo gracias a su trabajo pudimos resolver el misterio. Es más, lo hicimos rápidamente, lo que realmente fue de mucha ayuda. —
Una vez más, Als se inclinó y pese a que la verdad había sido revelada, Kumu seguía pareciendo disgustado.
— Pero Temys vino a hablarme de sus planes de casarse con Fiura. ¿Realmente pensó tan mal de ella? — preguntó Kumu.
— Nadie puede decir si realmente lo hizo o si fue más bien el propio pensamiento de Fiura. — dijo Oscar, dando por concluido todo.
El príncipe garabateó una firma a lo largo de los papeles extendidos ante él.
Kumu, Als y Meredina salieron del estudio después de su discusión, volviendo cada uno a su trabajo. En silencio, Tinasha recogió sus tazas mientras murmuraba:
— ¿Por qué estoy haciendo el trabajo de una dama de compañía? —
— Porque haces un buen té, supongo. — bromeó Oscar.
Tinasha dejó la bandeja cargada de té en un soporte junto a la pared, sin parecer nada satisfecha.
— ¿Qué harás con Fiura ahora que la has atrapado? —
— Eso lo decidirá mi padre… Pero no la ejecutarán de inmediato. Creo que los magos todavía tienen mucho que preguntarle. —
La bruja miró sus propias manos mientras su rostro mostraba una expresión de lástima.
— Supongo que hay razones por las que los hechiceros espirituales nunca vienen a la ciudad… —
— ¿Estás bien? Déjame ver tus manos. — intervino Oscar.
— No eludas el tema. No me hace mucha gracia, pero todos están convencidos de que soy importante para ti, así que voy a asegurarme de no hacer nada que revele mi identidad. —
— Sabía que te importaba. —
— ¡No, no me importas! —
Óscar soltó una gran carcajada y comenzó a trabajar en un nuevo conjunto de documentos.
Una vez que sumergió la pluma en el tintero adyacente, recordó de repente algo y levantó la vista.
— Ahora que lo pienso, si eres una hechicera de espíritus, ¿significa eso que todo tu poder desaparecerá si pierdes la pureza? —
Tinasha, que ahora limpiaba la mesa, sonrió como si dijera: "Oh, ¿así que eso es lo que preguntas?”
— Hay algo de verdad en ello, pero también es una especie de cuento infantil. En realidad, tener relaciones sexuales facilita que tu alma se vuelva impura. Se requerirá una cantidad de magia mucho mayor que antes para realizar magia espiritual, pero eso es todo. Cuando eso ocurre, la mayoría de los hechiceros acaban siendo incapaces de utilizar la magia espiritual por completo. Sin embargo, si fuera un tipo de magia más fácil, sería otra historia… Por eso es probable que Fiura haya mezclado ella misma el Limath utilizado en el asesinato; su composición mágica en realidad es bastante sencilla. —
De repente interrumpió su explicación y terminó de limpiar la mesa. Dobló el paño que había utilizado y lo colocó en la bandeja del té. Ahora con las manos vacías, volvió a la mesa de estudio y suspiró.
— La cantidad de magia que tengo es totalmente diferente a la de alguien como ella, así que… No creo que me afecte demasiado. De todos modos, la magia espiritual no es el único tipo que puedo utilizar. Aunque los hechizos realmente grandes podrían comenzar a darme dificultades. —
— Es bueno saberlo. — comentó Óscar con cierta despreocupación.
Ante sus palabras, Tinasha se dio cuenta por fin de lo que Óscar había insinuado y se quedó boquiabierta. Nerviosa, se acercó a la mesa y se dirigió a él.
— N-No, lo de antes fue una mentira. ¡Sería un gran problema! ¡Uno enorme! ¡No podría usar la magia en absoluto! —
Sin prestar atención a su desesperación, el príncipe esbozó una sonrisa irónica.
— Aunque eso fuera cierto, no importaría. Yo asumiría la responsabilidad y te protegería. —
— ¡No! —
Su disputa llegó a su fin cuando un abrupto golpeteo estalló en la puerta del estudio. Un soldado entró apresuradamente y entre jadeos, consiguió decir:
— ¡La mujer que encerramos por asesinar a un mago se ha suicidado! —
Oscar escuchó a Tinasha inhalar bruscamente.
Kumu y Als se habían adelantado al príncipe y a la bruja hasta la pequeña habitación en la que habían confinado a Fiura.
Estaba tendida boca abajo en el centro, su mano derecha sujetaba una pequeña botella, y manchas de sangre salpicaban su cuerpo.
— … Parece que tomó Limath, el mismo veneno utilizado en el asesinato. No estaba comiendo, así que no había vómito, pero sangraba por los ojos y la nariz. —
— ¿No revisaron sus pertenencias antes? —
— Lo hicimos, pero no llevaba nada encima en ese momento… —
Mientras el soldado de guardia explicaba la situación, Tinasha observó de cerca la botella que Fiura sostenía. Extendió la mano y recogió la gota que se aferraba al borde.
Todos los demás estaban agrupados en torno a Óscar, así que nadie se dio cuenta de lo que estaba haciendo. Tinasha entonó un canto en voz baja y comenzó a concentrarse en la composición mágica del veneno en la yema del dedo.
Cuando el príncipe salió de la habitación después de dar las órdenes a todos. La bruja le había estado esperando y le hizo un gesto para que se acercara, entonces se agachó para escuchar y ella se puso de puntillas para susurrarle al oído.
— Deberías echar un vistazo más a Fiura. Ella no fue la que hizo el veneno. Probablemente tiene un co-conspirador… Eso, o hay una mente maestra con un objetivo totalmente diferente. —
Óscar asintió sabiamente y volvió a la puerta para instruir a los soldados sobre qué hacer a continuación.
Al quedarse sola, Tinasha dejó escapar un profundo suspiro antes de marcharse.
La investigación de seguimiento reveló que un anciano de aspecto sospechoso había estado visitando Fiura durante el último mes. También se supo que un viejo mago desconocido había estado paseando por el castillo el día en que la chica se suicidó.
Cuando se juntaron los dos relatos, todo el mundo llegó a la conclusión de que ambos eran la misma persona, pero nadie pudo localizar al enigmático anciano en cuestión. El caso quedó sin resolver, dejó a Óscar inquieto por todo el asunto.
En cuanto a Tinasha, tomó los restos de Fiura y fue a enterrarlos en algún bosque lejano. Lo que pudo ver en la maga solitaria que desechó su poder por un hombre y lo mató por orgullo… No lo mencionó.
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