— … … … —
Un tenso aire recorrió el tranquilo bosque. El objetivo previsto no movía un músculo bajo la cubierta de hojas caídas. En el brazo izquierdo del cazador había un gran arco casi tan alto como su portador.
A pesar de no poder confirmar visualmente el objetivo que yacía bajo las hojas, el cazador apuntó y avanzó con demasiada cautela.
En el lugar, un lento siseo se escuchó desde algún lugar y en el momento en que el cazador se acercó, el gigantesco cuerpo cubierto de hojas se abalanzó, atravesando temerariamente a su presa con afilados colmillos.
... O al menos, debería haberlo atravesado, si el cazador no se hubiese resbalado por debajo del depredador que saltó al aire en ese instante.
— ¡Flecha Zan! —
Con esta última advertencia (por despiadada que fuera), la suave piel de su vientre fue perforada, y esta amenaza del bosque que había puesto en vilo a cada uno de los nervios del cazador al limite, había sido eliminado.
— Uf, eso hizo que mi corazón se acelerara. Le debo mucho a Lottor. —
La resplandeciente flecha que ahora se desvanecía silenciosamente había impactado en una serpiente de unos diez metros de largo.
El patrón de esta variedad de monstruo parecido a una pitón, una boa invertida, era opuesto al de las serpientes típicas. Al aparentar estar muerta sobre su espalda, adormecía a la presa con una falsa sensación de seguridad y atacaba en cuanto la pobre víctima se acercaba. Su espalda, que estaba camuflada para parecer el vientre de una serpiente normal, era en realidad increíblemente dura, por lo que era más fácil derribar al monstruo apuntando a su parte inferior.
Cuando llegó para recoger las hierbas medicinales, Cayna había escuchado murmullos que decían: "Ten cuidado" y: "¡Qué miedo!" entre los árboles, y en cuanto lanzó la Habilidad Activa: Inspección de la zona; fue entonces cuando detectó el largo vientre de aquel monstruo que se deslizaba entre las hojas.
Después de verificar que la flecha había desaparecido de verdad, enrolló su presa como si se tratase de una manguera y la ató con una cuerda.
Por el momento, sólo recogió una modesta cantidad de hierbas medicinales, a pesar de que le dolía la conciencia, y llegó a la conclusión de que realmente estaba bien hacerlo sin importar dónde fuera.
Sin embargo, cada vez que recolectaba una, con una súplica de: "Sólo un poco, ¿de acuerdo?", las hierbas se mostraban con un gesto gritando: "¿¡Gyaaah!
El corazón de Cayna se destrozaba con ello.
La capacidad de los elfos de escuchar las voces de las plantas no estaba exenta de inconvenientes. Tanto que requería volverse duro hasta un cierto grado.
— Ahora que lo pienso, seguro que tengo muchos monstruos aquí. —
La boa invertida no era la única criatura que colgaba de una cuerda.
También estaba el lagarto Fowa, de aspecto camaleónico, que podía derribar a los enemigos con unos dientes que habían evolucionado hasta convertirse en afiladas agujas, y tres pájaros sanguijuela, que parecían colibríes, pero bebían sangre en lugar de néctar. Incluso, había abatido a un oso cornudo y ya le había quitado los mismos, así como la piel y la carne para colocarlos en la caja de objetos.
Y de esta manera, Cayna había reunido un buen botín a pesar de haberse adentrado sólo un poco en el bosque.
Descubrirlos había sido fácil, después de todo, Lottor le había enseñado a evitar los peligros del bosque. Una vez que tomó esta información y la utilizó para el propósito opuesto, encontrar monstruos no resultó difícil. Todavía no había pasado la mitad del día, pero ya tenía un gran botín.
Cayna pensó que era extraño que un pueblo tan poco acostumbrado a la lucha
haya podido vivir en paz hasta ahora a pesar de estar tan invadida por el enemigo natural de la humanidad. Sin embargo, la razón no tardó en llegarle.
La valla que rodeaba la aldea parecía estar protegida por un amuleto que alejaba a los monstruos. Sin embargo, los amuletos no eran una habilidad que uno pudiera llevar consigo, así que concluyó que había sido colocado en los últimos doscientos años.
Ya habían pasado más de nueve días desde que Cayna se encontró despertando en la remota posada. Desde entonces, visitó la torre tres veces y su reserva de magia estaba prácticamente llena.
Además, planeaba visitar las ubicaciones restantes de los otros Guardianes una vez que utilizara la red de comunicación para localizarlos. Sin embargo, su propio Guardián informó a Cayna de que algunas de las comunicaciones de las torres se habían suspendido.
Por lo tanto, era imprescindible que primero reuniera toda la información que pudiera sobre ellas.
Todos los anillos de los Maestros de Habilidades respondían cuando había una torre cerca, y si podía llegar a una, podría usar el encantamiento del anillo para entrar.
Pero había otro problema con el cual lidiar.
Aunque se llamaban torres, de las trece existentes, sólo la de Cayna parecía realmente una torre. Por lo que había escuchado, la de Opus era un edificio de estilo occidental, y la torre bajo el agua era como un palacio de dragón. Le frustraba sobremanera que ninguno de ellos pudiera ser simplemente normal.
Así que encontrarlos iba a ser un absoluto dolor de cabeza.
Usando la magia donde nadie la viera, Cayna decidió volar alrededor y marcar las zonas de la aldea y la torre en su mapa. La búsqueda era como un juego de estrategia.
En todo ese tiempo, también ayudó en la aldea. En su momento, Marelle le dijo que hiciera lo que quisiera, y por lo tanto Cayna lo hizo.
Sin embargo, cuando mencionó esto al Guardián de su torre de plata, éste murmuró con cansancio: "Los Maestros de Habilidades no deberían rebajarse a tal grado.” En cualquier caso, lo que necesitaba era un baño.
No había nada semejante en la aldea, y cuando preguntó cómo se aseaba la gente, la respuesta fue que la mayoría se limpiaba el cuerpo con una toalla húmeda.
Cuando se lo pidió a Marelle en la posada, la mujer sacó una una palangana con agua tibia para que pudiera bañarse por un precio adicional. Pero, aunque Cayna no tenía problemas para permitírselo, empezaría a sentirse mal si lo convertía en un hábito.
Después de todo, no era como si Marelle pudiera calentar el agua con un solo hechizo como ella lo podría hacer.
Y fue así como la idea de crear una instalación de baños públicos para el pueblo surgió en su mente.
En primer lugar, tenía que decidir la ubicación.
En términos de un espacio adecuado para tal proyecto, la plaza central era un candidato viable. Sin embargo, los aldeanos la utilizaban para diversos fines, por lo que era poco probable que se construyera allí.
Mientras caminaba por el pueblo, Cayna se dio cuenta de que había varias casas vacías y pensó que tal vez podría solicitar alguna.
Cuando se apresuró a pedir permiso al anciano de la aldea y también planteó la cuestión de un pozo, él le dijo alegremente que podía utilizar cualquier terreno y pozo que le apeteciera.
Una fuente termal creada con Habilidades Mágicas no requería una fuente de agua. Después de todo, había un montón de habilidades que eran excelentes sustitutos.
Primero, tuvo que mover todos los muebles de la casa vacía a su Caja de Objetos y usar sus habilidades para poner la casa bajo su control.
La habilidad de los elfos altos “Control del Territorio” era perfecta para la situación. Cayna podía utilizarla, ya que, según su biografía, era perteneciente a la realeza élfica.
Acto seguido, limpió la mitad de las paredes y el suelo del edificio y eligió la zona que podría haber sido un jardín trasero como el lugar perfecto para cavar un agujero lo suficientemente profundo como para que la gente se pudiese sentar.
Para convertirlo en una bañera, comprimió y solidificó la tierra para que el agujero no se convirtiera en un lodazal después de añadir el agua. Para ello, invocó a los espíritus de la tierra. Mientras Cayna se ocupaba de procesar la madera para la bañera, varios peones del tamaño de una botella de agua revoloteaban por ahí y endurecían la tierra.
Todo esto podría parecer una escena de cuento de hadas, pero en el nivel 220, los Espíritus de la Tierra eran fuerzas a tener en cuenta, ya que cualquier persona normal de este mundo, en realidad sería incapaz de manejarlos.
Cayna colocó una roca especial en el centro del gran agujero y comenzó a armar la bañera con madera para rodearla. Se trataba de uno de los planos estándar de la Habilidad de Construcción, y se dedicó a poner todos los detalles que pudo.
Finalmente, utilizando la roca como punto central, dividió el interior y el exterior de la casa por la mitad y rodeó toda la zona con una valla en forma de calabaza.
En cuanto lanzó un hechizo que la mantuviera igual que un pozo, la estructura estuvo completa.
Pensó que conseguir los materiales de madera sería un calvario, pero decidió ser realista y utilizar la magia para cortarlos.
Aun así, era una práctica deplorable que se negaba a mostrar a alguien.
Cuando realizaba esa acción, Cayna iba por ahí inclinando la cabeza ante los árboles del lugar, diciendo: "Lamento cortarlos.”
Entonces, lanzaba magia insonorizante sobre sí misma y los talaba mágicamente.
Así no tendría que escuchar los gritos de los árboles condenados ni los reclamos enfurecidos de los demás cuando recogía a sus hermanos caídos. Se sintió terriblemente culpable y tuvo la desagradable sensación de que no podría visitar el bosque durante bastante tiempo...
En cuanto a la singular roca instalada en el centro del baño, era un amuleto conocido como piedra de cantos mágicos. En el juego, se trataba de un material que podía absorber la energía mágica del aire que lo rodeaba y de este modo engendrar infinitos monstruos de mazmorra. Cayna la había guardado este peculiar objeto en su torre.
Aunque estaba disfrazada con la apariencia de una roca, también había reunido una serie de piedras mágicas y las había configurado para producir varios efectos.
Por ejemplo, el agua de manantial garantizaba un flujo constante de agua que poseía propiedades bellas y curativas, la purificación filtraba cualquier impureza y el aislamiento mantenía el agua a una temperatura constante.
Además, aplicó una magia que evitaría que necesitara mantenimiento durante cuarenta años. Sin embargo, necesitaría una limpieza básica de vez en cuando.
Cuando el proyecto estuvo terminado y lo consideró operativo, se lo mostró a los aldeanos. Aunque en un principio necesitaron una lección inicial sobre cómo lavarse antes de entrar en la bañera, no pasó mucho tiempo para que unánimemente se aficionaran a ella posteriormente.
Aunque no pudo proporcionarles jabón (pues no había habilidad para ello), Cayna había inculcado a los aldeanos la importancia del baño. Todo esto fue especialmente bien recibido entre las mujeres mayores y los lugareños decidieron que se turnarían para darle mantenimiento.
Al parecer, Cayna y los aldeanos podían utilizarlo gratuitamente, mientras que a los visitantes se les cobraría una cuota.
Cuando la caza del día llegó a su fin y Cayna alineó su botín ante Marelle, Lottor entró y miró todo con mudo asombro.
— ¿Has vuelto a cazar tanto? ¿Qué vamos a hacer? Ni siquiera el pueblo entero podría acabar con todo. —
— ¡¿Qué?! ¡¿Quieres decir que todo esto es comestible?! Los pájaros lo entiendo, ¿pero incluso el lagarto y la serpiente? —
La afirmación de Marelle sorprendió a Cayna. A ella, personalmente, nunca se le ocurriría comerse nada de esto.
— Oye, ¿por qué demasiado? ¿Y por qué tanta variedad…? —
Los hombros de Lottor cayeron rotundamente al ver los seis animales más como un montón de carne congelada, colgados en la parte trasera de la posada. Su semblante parecía decir: “¿Es esto un complot para aplastar mi orgullo de cazador?”
— ¿Qué es esta carne de aquí? Es blanca y fría… —
— Es un oso cornudo. Era tan grande que decidí cortarlo antes pero no quería llevar la carne cruda de vuelta, así que la congelé con magia (y la puse en mi caja de objetos). Mira, aquí están la piel y los cuernos. —
Algún monstruo o animal molesto siempre le saltaba encima cada vez que ponía un pie en el bosque, así que terminaba volando el resto del camino a casa.
Pero incluso de esa manera, el cielo había encontrado formas de molestarla, ya que los halcones pronto se abalanzaban para atacarla. No le quedaba más remedio que abatirlos, pero la ridícula tasa de encuentros que tenía a diario era un grave problema.
En el juego de Leadale, los monstruos activos no podían atacarte si tu nivel era mayor que el de ellos. Pero cuando no prestabas atención a tus Habilidades Activas fuera de la batalla, te cansabas de encontrarte con animales que en su lugar atacaban por instinto.
La matanza del oso había sido bastante dura. Ella había observado cómo hicieron el primero en el banquete y recordaba vagamente los pasos a seguir.
Cayna se había mostrado renuente, pero había soportado el hedor de la sangre y el increíblemente tedioso proceso.
A pesar de haber vomitado a mitad de camino, cortó la carne y la puso en hielo con la Magia: Congelar. En algún momento, le pediría en secreto a Lottor que le enseñara el proceso desde el primer paso. De cualquier manera, Cayna no tenía más remedio que aceptar lo inevitable y acostumbrarse a ello si quería vivir en este mundo.
— Por cierto, creo que va siendo hora de que me vaya pronto de la aldea. — dijo Cayna, sentándose con la espalda recta. — Esperaré hasta que lleguen las caravanas, aunque… —
Marelle y Lottor se quedaron en silencio.
— ¿Con que ya es hora, eh? Te echaremos de menos... —
— Bueno, usted es una aventurera, señorita Cayna. No puede quedarse en un lugar por mucho tiempo... —
Mientras un aire solemne caía sobre ellos, Lytt se acercó con una expresión curiosa.
Había regresado para recoger agua, pero Cayna, su madre y Lottor se miraban como si alguien hubiera muerto. Naturalmente, ella tenía preguntas.
— ¿Qué pasa? — preguntó.
— Ah, Lytt. Um, bueno... —
Cayna intentó responder, pero Marelle la detuvo al cruzar mirada con ella. Por lo que solo negó con la cabeza.
— Está bien, Cayna. No es necesario que lo digas. Puedes dejarlo pasar por hoy. —
— ¿Eh? Pero… —
— Somos comerciantes. Los encuentros y las despedidas son parte de esta vida. Ella tiene que aprender y acostumbrarse. —
Lytt miró a Cayna, que había estado tratando de decirle algo antes de que Marelle la interrumpiera. Decidiendo por su cuenta que probablemente se trataba de una charla de adultos, giró la manivela como de costumbre y sacó agua con el balde.
Desde entonces, Cayna no pudo abordar el tema, pero la hora de la despedida llegó sorprendentemente rápido.
A la tarde siguiente, llegaron una gran caravana llena de carraujes tirados por caballos. Era casi mediodía cuando los escuchó.
El relinchar de los caballos, el golpeteo áspero de los cascos, el traqueteo de las ruedas de los carruajes al rodar por el suelo, el sonido bullicioso de un gran grupo de personas aproximándose.
Su llegada llenó de expectación a los aldeanos. Sin embargo, para Cayna, el ruido tenía una sensación que le hacía pensar: "Oh, hay mucha gente aquí", pero Marelle lo percibió de otra manera.
— ¿Hmm? Suenan un poco frenéticos ahí fuera. —
— ¿Oh? ¿Eso crees? —
— Esos tipos no son de los que se alteran por nada. Tal vez… ¿Ha pasado algo en el trayecto? —
Curiosa, Cayna dirigió la mirada hacia la entrada del comedor. Justo entonces, un hombre entró a prisa. Vestido con una armadura de cuero y equipado con una larga lanza, se precipitó hacia el mostrador presa del pánico.
— ¡Señora! ¡Alcohol! Además, ¡agua caliente o fría! —
— Cielos, alguien tiene prisa. ¿Qué demonios ha pasado? —
El hombre estaba claramente en un extraño estado de pánico. Cayna estaba en medio del almuerzo en el mostrador y lo observó mientras comía de su pan.
Después de que Marelle sacara una botella de alcohol del fondo, llamó a Lytt y le dijo que les mostrara cómo funcionaba el pozo. El hombre tomó la botella y salió corriendo, casi tropezando en su prisa.
Preocupada por lo que había percibido, chasqueando la lengua y murmurando: "Mierda", Cayna engulló el resto de su almuerzo y fue tras él.
Al salir al exterior, se encontró con un espectáculo que nunca había visto antes.
Dos carruajes tirados por cuatro caballos cada uno y tres carros cubiertos, estaban aparcados en el lugar. Los mercaderes que parecían haber montado en los carruajes estaban alineados en los campos silvestres de la esquina del pueblo y desenganchaban sus caballos uno por uno.
Descargaron su equipaje mientras hacían los preparativos y se instalaban. También observó con asombro cómo los pasajeros que habían descendido se unían y levantaban un mercado en un abrir y cerrar de ojos.
Justo en ese momento, una voz agitada gritó desde un grupo separado de algo menos de diez viajeros armados. Por el tono áspero, Cayna supo que no había tiempo que perder.
Los gritos continuaron mientras hacían un círculo alrededor de una zona.
— ¡Oye! ¡Resiste! —
— ¡¿Kenison?! ¡Oye! ¡Contesta si puedes oírme! —
— ¡Deprisa con esas hierbas! —
— ¡Maldición! ¡La sangre no se detiene! —
Cayna vio que esto no era un asunto trivial.
— ... ¿Hay alguien herido? — preguntó.
— Mm, sí. —
Cuando se acercí a ellos, una voz desconocida y ajena al grupo gritó cerca de Cayna. Antes de que se diera cuenta, un perro con gafas conocido como “Kobold” estaba de pie junto a ella, con una túnica marrón y holgada que se arrastraba por la tierra.
Su aspecto recordaba un gran parecido con un simpático corgi galés, pero la voz era innegablemente la de un hombre culto.
— Parece que se encontraron con un ogro en su camino hacia aquí. Los guardias se las arreglaron para luchar contra él de alguna manera, pero no sin heridas importantes. Me temo que no tiene buena pinta… —
Cayna pudo percibir su preocupación, pero la actitud de todos diciendo: "Todo está perdido", le hizo fruncir el ceño.
— ... ¿Estás diciendo que no se puede hacer nada más? —
— Con esas heridas, me temo que... —
Ella miró al kobold, que no hizo más que sacudir la cabeza con desprecio. Luego corrió hacia el grupo con un grito.
— ¡Apártense! —
— ¡H-hey! Señorita, ¿qué demonios estás...? —
Se abrió paso entre el grupo de mercenarios y se encontró con un joven tumbado en una manta. El costado de su armadura de cuero estaba abierto y envuelto con una venda, la herida se había teñido de carmesí con la sangre, que aún goteaba.
La mayoría de las chicas al ver tanta sangre ya habrían salido corriendo, pero por desgracia, Cayna ya había vivido un infierno más profundo que este.
Utilizó la habilidad “Búsqueda” para comprobar sus signos vitales y vio que la barra de HP del hombre caía constantemente. Una vez que cambió de amarillo a rojo, se dio cuenta de lo que estaba sucediendo y murmuró: "¡Veneno!"
Los mercenarios trataron de apartar a la chica que acababa de irrumpir en su círculo tras ver que su camarada se acercaba a la muerte cada vez más.
El siguiente movimiento de Cayna les sorprendió no sólo a ellos, sino también a todos quienes estaban en la zona.
『 Habilidad especial: Cargar: Doble Hechizo: Comienzo de conteo. 』
Dos anillos azules aparecieron de repente en el aire.
Desde un lado, parecieron cruzarse en sus hombros y comenzaron a girar rápidamente con Cayna en el centro. La luz azul se convirtió en una esfera enrejada a su alrededor, y el número 10 flotó en el punto de cruce de ambos hombros.
Se trataba de una habilidad especial que reducía a la mitad el tiempo de demora para lanzar magia y le permitía utilizar varios efectos de hechizo a la vez. Sólo duraba diez segundos, pero con la magia de Cayna era suficiente.
【 9 】
『 Habilidad mágica: Purificación de veneno, Pa Nil: Preparada 』
『 Habilidad mágica: Recuperación de Sustancias Simples, Dewl, Nivel 9. 』
— Listo… ¡Sanar! —
La tenue luz azul envolvió al hombre, cuyo rostro había pasado de pálido a mortalmente blanco. Pronto aparecieron en el aire, una tras otra, gotas brillantes como luciérnagas, que se filtraron en el cuerpo de la victima como si fueran estrellas fugaces en un planetario.
— ¡¿Qué?! —
— ¡¿Dos hechizos a la vez?! —
— ¡Sólo tres personas en todo el país pueden hacer eso! —
Los mercenarios y mercaderes murmuraron con estupefacción mientras se quedaban helados de asombro ante la increíble escena.
【 6 】
『 Habilidad mágica: Curación continuada Dulite: Preparada. 』
『 Habilidad mágica: Recuperación de Rango La Duula: Preparada. 』
— ¡Deprisa y actívate! —
Dos capas de círculos de pentagramas mágicos se fijaron sobre la cabeza del hombre. Su brillo se convirtió en lluvia y se vertió sin cesar en su cuerpo. La magia subsiguiente se convirtió en ondas blancas semitransparentes que se extendieron por toda la zona.
No sólo afectó a los mercenarios, sino también a los mercaderes y a los curiosos del pueblo. Todo, desde el más pequeño rasguño hasta las heridas de batalla, sanó en un instante.
Pronto se reunió una multitud, y todos estaban demasiado asombrados como para pronunciar algo más que: "Ohhhh…", mientras miraban.
【 3 】
【 2 】
【 1 】
『 Conteo finalizado: Efecto terminado 』
Con un sonido agudo, los anillos de celosía azul se rompieron y desaparecieron.
Cayna respiró profundamente y los mercenarios que habían estado mirándola se dieron cuenta de que el rostro del joven había recuperado el color y su costado había dejado de sangrar. Sus expresiones de incredulidad se convirtieron lentamente en alegría, y los vítores se elevaron ante la supervivencia de su camarada.
Los aldeanos apenas se sorprendieron de que Cayna lo hubiera conseguido, pero los mercaderes permanecieron inmóviles con expresiones de desconcierto.
— Uff… Me alegro de que todo haya salido bien. —
Llena de satisfacción por el trabajo bien hecho, Cayna se dio una palmadita en el hombro, aunque algo así no era suficiente para agotarla. Posteriormente se levantó y se marchó.
Cuando les dio la espalda, el hombre de mediana edad que había entrado corriendo en la posada la llamó.
— ¡Siento las molestias, señorita! Le estamos profundamente agradecidos por haber salvado la vida de nuestro camarada… ¡Gracias! —
— Me alegro de haber llegado en el momento justo. Los círculos mágicos permanecerán sobre él por un tiempo, pero es seguro moverlo. —
Siguiendo las instrucciones del hombre, varias personas trasladaron al joven herido en una camilla y lo llevaron al interior de la posada. Los mercenarios agradecieron profusamente a Cayna, quien se sonrojó por la vergüenza.
El Kobold con el que había hablado antes, aplaudió al acercarse.
— Vaya, eso sí que ha sido un espectáculo raro de ver. Me parece que eres una maga consumada. ¿Puedo conocer tu nombre? Soy Elineh, coordino esta caravana. —
— Soy Cayna. Sólo soy la típica pueblerina solitaria rural, así que no es necesario que te preocupes por mí. —
Como sería incómodo explicar toda su situación a esta gente, decidió presentarse como una jubilada despistada que se había encerrado en el bosque. Cayna sólo conocía el mundo programado del juego, pero pensó que era muy probable que pudiera salirse con la suya si la dejaban pasar como una simple pueblerina.
Aun así, pensar que habría mercaderes kobold.
En algunas ocasiones los había visto a menudo en el mundo del juego como NPCs
haciendo trabajos de limpieza y demás, pero no había pensado mucho en ello.
Elineh, en cambio, solía ser recibido con la idea preconcebida de: "¿Esto es un Kobold?", por lo que se alegró especialmente de su falta de reacción.
— Si necesita algo para viajar por una región remota, no dude en visitar nuestras caravanas. —
Juzgando que ella tenía un talento moderado, Elineh consideró que esta era una buena oportunidad para promocionarse e inclinó la cabeza.
Poco después, la vida volvía a ser bulliciosa en la antes tensa plaza central. Los comerciantes vendían las verduras y los granos que habían cosechado en el campo, y los compradores regateaban el precio de las necesidades diarias. Mientras tanto, los guardias mercenarios se dirigian a la posada para tomar algo mientras dejaban atrás una parte de sus fuerzas.
Con Lytt a su lado, Cayna se sentó y observó cómo Lottor intercambiaba lo bienes producto de la caza salvaje que había capturado (sobre todo Cayna) por dinero.
Sin embargo… El mercader miraba con asombro mientras hacía girar un ábaco.
— Tres pieles de oso cornudo... Eso es todo un reto incluso para el aventurero medio. ¡¿Y esto no es una piel de boa invertida?! ¡¿Plumas de pájaro sanguijuela?! Ningún cazador de aldea podría derribar tales monstruos. ¿Qué clase de trucos estás haciendo, Lottor? —
Al escuchar tales palabras, Lottor se cruzó de brazos e hinchó el pecho con orgullo con un gran: "¡Ohho-ho!". Luego señaló rápidamente a Cayna, que estaba a su lado, y que mantenía una agradable charla con Lytt.
— ¡Todo esto es obra de la señorita Cayna! —
— ¡Wooow! Eso es increíble. —
— ¡Je-jee! —
Los elogios de Lottor y Lytt hicieron que Cayna se sonrojara abiertamente. En cuanto al comerciante, estaba completamente confundido.
— Solo por curiosidad, ¿cómo lo hiciste? —
Debido a la magia que había lanzado poco antes, el mercader ahora confundió a Cayna con un sacerdote. La falta de cortes de espada o marcas de quemaduras mágicas en las pieles había suscitado especulaciones.
Cayna y Lottor se miraron por un momento antes de responder al unísono:
— Los mató a patadas. —
— Los maté a patadas. —
— ¡La primera patada fue bastante impresionante, pero la segunda fue realmente fuera de este mundo! — dijo Lottor.
— Ni lo menciones, de verdad. Por favor, olvida lo que grité aquella vez. ¡Sólo era entusiasmo juvenil! —
Cuando había salido con Lottor, Cayna se había dejado llevar y accidentalmente un fuerte y extraño grito; la embarazosa metedura de pata la hizo enrojecer.
No había sido en absoluto diferente de la primera patada, una mera habilidad de Carga automática. Cuando esa noche anduvo por la posada contando historias de su heroica figura, Marelle gritó: "¡La estás molestando!" y lo derribó con un lanzamiento de su bandeja.
En contraposición a su animada conversación, el mercader se quedó perplejo ante lo absurdo de todo aquello.
— Me-Me alegra ver que se divierte. —
Con la posada llena de mercenarios, Marelle había llamado a Lytt para que le ayudase. Cayna se quedó sola mirando las mercancías cuando Elineh la llamó.
— Fui testigo de lo que hiciste hace un rato. Fue un espectáculo maravilloso como nunca ha visto este mundo. —
¿Se refería a la vez que utilizó los cuernos de oso para hacer un tridente de tres puntas y lo hizo tasar en la tienda de armas? Quedaron tan conmovidos que, tras las negociaciones, pudo vender dos por sesenta monedas.
O tal vez se refería a la vez que otro comerciante había gritado: "¿Quién hizo esto?" y quiso conocer todos los detalles de su mecanismo de pozo.
Si no era eso, ¿quizás se refería al baño público?
Sin saber a qué se refería, Cayna optó por dar una respuesta indirecta.
— Vi mucho ese tipo de cosas hace doscientos años (... a través de las misiones). —
— Vaya, hace doscientos años. Ya veo. ¿Pero ahora has decidido abandonar tu bosque? —
— Así es, han pasado muchas cosas. —
— Con que así es… Bueno, entonces, ¿hay algo que esperabas comprar? —
Cayna no estaba muy acostumbrada a tratar con tipos inquisitivos, así que eligió sus palabras con cuidado.
Sus equipos casi siempre habían estado formados por amigos de confianza desde el principio, así que no se llevaba bien con gente como él. Él era como las enfermeras que hablaban con suavidad y hacían preguntas para intentar abordarla.
— En realidad, me gustaría un mapa. —
— Ya veo. Sí, incluso los mapas tienen un aspecto muy diferente al de hace doscientos años. Confío en que pueda comprender que costará una modesta suma. —
— También me gustaría que me hablara de la capital real y de otros temas Ah, ¿necesitará una cuota por la información? —
— Cielos, no. Por favor, considere su demostración de magia anterior como una forma de pago. —
— ¿De verdad? ¿Puedo ganar dinero haciendo un espectáculo? —
— Como mínimo, eso dependerá de si hay otros en este mundo que puedan hacer un doble lanzamiento de hechizos, ¿no crees? —
La divertida forma de hablar de Elineh hizo que Cayna se preocupara por haber sido demasiado apresurada al revelar su historia personal.
— Buscas a alguien, ¿eh? —
Hacía tiempo que el sol se había puesto, y la taberna de la posada estaba varias veces más bulliciosa que de costumbre, ya que los aldeanos, los mercaderes, sus
familias, y los guardias mercenarios se agolpaban en ella. Por lo que Cayna se sentó en su lugar habitual en el mostrador, como hacía a la hora de comer.
Junto a ella, Elineh se sentó en un taburete que trajo consigo y le contó todo sobre la capital real de Felskeilo.
Por ejemplo, los sectores noble y plebeyo estaban separados por el río Ejidd.
Como estaba situada a medio camino entre la nación del sur de Otaloquess y la nación en el norte, Helshper, la capital era un punto central de distribución que, según se decía, proveía de todo. También le habló de la competición anual de lucha.
A mitad de la conversación, Cayna murmuró: "Me pregunto si él estará ahí", pero la pregunta que le lanzó Elineh fue el comienzo de sus problemas.
— ¿Puedo preguntar de quién hablas? Tal vez conozca algo de ellos. —
— Ah, sí, ¿con qué lo he hecho otra vez? — se preguntó.
Después de crear los personajes, subirlos un poco de nivel y enviarlos al sistema de Cayna no se había molestado en mantener el contacto, así que había olvidado por completo su aspecto. Si le preguntaras a cualquier persona en el mundo entero, dirían que era sorprendentemente despiadada.
— Um, es un elfo… —
— Ah, un elfo. ¿Con que es así? —
— Sacerdote, y… —
— Sí, ya veo. Un Sacer—... ¿Eh? —
Mientras Elineh hablaba, la atención de los mercenarios era captada y con ello se congelaron.
Elfo… Hombre… Sacerdote… Incluso en la capital, pocas personas encajan en esta descripción. Todos ellos pensaron para sí mismos: “No, no puede ser.”
Sin embargo...
— Su nombre es Skargo. —
"— ¿¡QUÉÉÉÉÉÉÉÉÉ? —
Todos quienes escuchaban (además de los aldeanos, por supuesto), se pusieron frenéticos y dejaron escapar un grito simultáneo de sorpresa.
— ¡¿Has dicho Lord Skargo?! —
— ¡¿Realmente conoces a Lord Skargo?! —
— Nunca pensé que escucharía una noticia tan impresionante en un lugar tan remoto como este. —
— Una pequeña señorita conociendo a alguien tan todopoderoso… ¿Qué tipo de relación tienen? —
— Oye, no vayas a pasar por alto a la señorita Cayna. ¿No sabes lo increíblemente talentosa que es? —
— ¡¿Qué clase de habilidades podría tener una aldeana?! —
Los aldeanos y mercaderes del otro lado del mostrador de repente comenzaron a dialogar y discutir entre ellos. Cayna miró a Marelle, que sostuvo una bandeja con una brillante sonrisa, pero ella fingió no darse cuenta.
En realidad, Cayna podría haber notado que algo con forma de bandeja salía volando por el rabillo del ojo, pero estaba bastante segura de que era sólo su imaginación.
— ¿Uh? Así que es tan famoso… —
— Se equivocada, señorita. Aparte del rey y el primer ministro, el Sumo Sacerdote Skargo tiene más influencia que nadie. No es alguien que se pueda descartar con un: “¿Uh?” —
— ¡Exacto! ¡Es un diccionario andante que ha estado por aquí desde la gran agitación de hace doscientos años! ¡Una obra de arte! ¡Y el número tres de toda la nación! ¡Nadie que esté vivo puede resistirse a sus encantos! —
— … Has dicho: “Sumo Sacerdote”, ¿verdad? —
Hasta donde Cayna podía recordar, todas las figuras más importantes del juego, que tenían acceso ilimitado a los castillos reales eran NPCs.
Aparecían en las escenas, otorgaban misiones. En pocas palabras esto lo confirmaba. Algo estaba definitivamente fuera de lugar, y Cayna comenzó a reírse.
— … ¡Esperen! — Interrumpieron los mercenarios mientras la observaban.
El instinto de Elineh le susurró que no hiciera más preguntas, pero la curiosidad se impuso.
— Si me permite, ¿puedo preguntar qué conexión comparten? —
— Bueno, en realidad no es nada que valga la pena ocultar… —
Justo cuando los curiosos volvían a su comida y bebida con suspiros mientras pensaban: "Seguro son amigos en el mejor de los casos" o: "Cielos, ¿por qué tiene que sorprendernos así?”, Cayna soltó la bomba de la verdad.
Naturalmente, nunca se dio cuenta de que era una bomba.
— Es mi hijo. —
— ¡¿GWAGHBWAGH?! —
El contenido de cada una de las bocas presentes fue escupido sin excepción.
Los aldeanos, Marelle y Lytt. También Lottor y Luine congelados, con los ojos y boca completamente abiertos. Los mercenarios estaban empapados en el alcohol que escupían, y las familias de mercaderes habían dejado caer sus platos, así como los utensilios. Elineh casi se había caído de su taburete.
— … C-Cayna… —
— ¿Sí? ¿Qué sucede, Marelle? —
— ¡¿Tú… tienes un hijo a tu edad?! ¡¿Un niño?! —
Cuando Marelle lo puso en palabras, fue el momento en que se supo la verdadera edad de la chica con apariencia de entre quince y diecisiete años que tenían delante, como consecuencia, se vio ensombrecida por la duda.
Ninguna afirmación podía ser más desacertada.
— Ah, um, yo también tengo dos (subpersonajes) más… —
— ¿¡QUÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉ!? —
Le había interesado experimentar con habilidades especializadas y por ello había creado y enviado dos subpersonajes más. Se trataba de la elfa Mai-Mai, que conocía unas ochenta habilidades de Magia de Ataque, y del enano Kartatz, que se especializaba en utilizar su talento de construcción para edificar fortalezas y castillos.
Este último era un "hijo adoptivo" en el sentido más estricto. Oficialmente, si los padres en World of Leadale eran de diferentes razas, no podían dar a luz a un niño mestizo, pues se establecía que debían parecerse a los padres.
Incluso en esta realidad actual, las leyes no parecían ser diferentes.
Se sintió más que aliviada al ver que nadie dudaba de que el hijo de un alto elfo como Cayna era un elfo.
Por cierto, los nombres que les otorgó provenían de unos caracoles que había encontrado un día de lluvia en el hospital.
— En cualquier caso, me alegro de que Skargo esté bien. —
Cayna se sintió aliviada, pero el asombro, el disgusto, la confusión y la locura recorrieron la taberna.
— … … ¿Eh? — Repitió Elineh con expresión confusa, mientras rumiaba sobre lo que acababa de escuchar. —
⚝ ⚝ ⚝
Era la mañana siguiente a su primera noche en el pueblo rural, y ahora estaba disfrutando del desayuno con esa autoproclamada "vagabunda", Cayna, que había sacudido la posada con su confesión la noche anterior.
Todos los mercenarios, Elineh, los mercaderes y sus familias estaban desayunando una comida matutina de abundante estofado. Naturalmente, estaba repleto de gran cantidad de carne y esta variedad en particular provenía del oso cornudo, también conocida como: "carne de frontera.”
Era curioso que hubiera más que suficiente en las existencias y que pudieran comer hasta la saciedad sin preocuparse. Pero dejando eso de lado por el momento, el verdadero problema era la chica que se encontraba frente a él.
— Voy a preguntar una vez más. Deseas ir con nosotros a la capital real… ¿cierto? —
— Sí, podría ir sola, pero no conozco del todo bien los caminos. Así que… ¿Podría contar con su ayuda? —
Elineh se preguntó cómo era posible que alguien se perdiera en un camino recto, pero finalmente aceptó su propuesta sin ninguna objeción. Su mirada se desplazó entonces más allá de su hombro.
— De momento, no veo ningún problema y le doy la bienvenida con mucho gusto. Sin embargo, no puedo decir lo mismo de la joven señorita que se encuentra ahí. —
— ¿Eh? … Oh. —
Siguiendo su mirada, Cayna se dio la vuelta y comenzó a sudar cuando notó que Lytt sostenía una bandeja y estaba al borde de las lágrimas.
La idea de abandonar a la chica le pesaba en la conciencia, así que después de informar a Marelle, llevó a Lytt a la parte trasera de la posada.
— Se va, señorita Cayna… —
— S-sí… No puedo quedarme en el pueblo para siempre. —
Cayna casi pensó que podía ver los ojos de la pequeña mirando a otro lado y al borde de las lagrimas reduciendo su barra de HP, por lo que se agachó hasta la altura de los ojos de Lytt, tomó sus manos y dijo:
— No te preocupes. Es sólo una despedida temporal. —
— ¿D-De verdad? —
— Así es, te prometo que volveré a verte. —
Aun así, Lytt no pudo ocultar su pena, po lo que Cayna la abrazó con fuerza mientras susurró en su oído:
— Te contaré algo increíble como prueba de nuestra promesa. —
— ¿Eh? —
— No puedes contarselo a nadie. Ni a Marelle, ni a Gatt. Ni siquiera a Luine, ¿de acuerdo? —
— De acuerdo… Lo entiendo, será nuestro secreto. —
— ¿Conoces la torre de plata junto a las montañas? —
— Sí, mamá dice que ahí vive una bruja terrible. —
— A decir verdad, yo soy la bruja mala de esa torre. —
— ¿Eh? ¡¿Qué?! —
Lytt se separó rápidamente de Cayna, aunque no con mucha fuerza. La miró con total incredulidad antes de murmurar:
— Pero la señorita Cayna, usted no es una mala persona… —
Feliz de escuchar estas palabras, Cayna volvió a tomar a la pequeña en sus brazos.
— Es un secreto, así que volveré de vez en cuando para asegurarme de que no se lo has contado a nadie, ¿vale? —
— ¡Sí! Después de todo, si no vuelves, se lo diré a todo el mundo. —
— Claro, sería terrible si volviera a mi torre y no pudiera mostrar mi cara aquí de nuevo. —
Los aldeanos escondidos en las sombras lloraron suavemente mientras veían a las dos hermanas de alma sonreirse una a la otra.
Dos días después, la caravana y Cayna estaban listas para partir, y todos los aldeanos se reunieron para verlos marcharse.
— ¡Nos veremos de nuevo! —
— ¡Vuelve pronto! —
— ¡Trae a tu hijo la próxima vez! —
Mientras veía a la gente despedirse de ellos, Cayna se sintió como una joven campesina que regresa a la gran ciudad después de visitar su casa.
— Parece que alguien es popular. —
— Después de todo, les debo mucho a todos. —
— A mí me parece que es al revés. —
Mientras veían cómo Cayna se despedía de todos agitando ambas manos, Elineh y el líder de los mercenarios estaban convencidos de que la chica era densa cuando se trataba del afecto de los demás.
— Ahora que lo pienso, he olvidado presentarme. Soy Arbiter, el líder de los mercenarios Flame Spear. Un placer tenerte con nosotros en el viaje a la capital. — Le dijo un joven que caminaba junto a la caravana mientras ella colgaba las piernas desde borde del asiento del carruaje.
A continuación, cada miembro del grupo se presentó.
Los ojos de Cayna se movieron confusamente al no poder recordarlos a todos y tras la presentación unilateral, Elineh la condujo al interior del carruaje.
Fue entonces cuando Elineh y Arbiter se miraron y asintieron solemnemente, pues sus corazones ardían ahora mutuamente con un único deber: “No dejar que esta joven entre en la capital real con un sentido del dinero tan desastroso.”
Sus razones eran dos.
Primero:
Elineh se acordó de cuando le vendió a Cayna un mapa. Había dado por hecho que ser capaz de tener un interesante encuentro de trueque con tan estimado personaje.
— Un mapa de Felskeilo vale alrededor de unas ocho monedas de plata, ¿no crees? — comentó.
Incluso Arbiter, que estaba escuchando junto a ellos, había pensado: “¿No estás cobrando de más?” Sin embargo, ella sacó ocho monedas sin preguntar y se las entregó.
— Ah, ya veo. Ocho monedas, ¿verdad? Aquí tiene. —
Sorprendidos por su despiste, los dos se limitaron a mirar las monedas de plata.
Y ni que decir sobre que Elineh le entregó un mapa de otro país.
Segundo:
Cayna acababa de animar a Lytt después de que la chica escuchara su petición de acompañar a Elineh en su viaje a la capital. En su opinión, tener una maga tan capaz como Cayna era bastante fortuito. De hecho, él mismo deseaba que le acompañara.
Aun así, su alma de mercader le obligó a decirle: "Como nuestra invitada, habrá una tarifa de transporte. Incluyendo la comida y los gastos varios, serán diez monedas de plata.”
Sin embargo, cuando ella no cuestionó nada e inmediatamente trató de pagar ingenuamente, los dos se apresuraron a detenerla.
— ¡¿En qué estás pensando?! —
— Tiene razón. Espere, señorita. Tiene que ser más astuta. —
— ¿Eh? ¿No es ese el precio actual del mercado? —
En ese momento, ambos comerciantes se tuvieron el mismo pensamiento: “Es inútil.” Ella perdió su sentido del dinero hace doscientos años.
Y así, se decidió que Arbiter le enseñaría los conocimientos básicos de aventura, mientras que Elineh le enseñaría el sentido financiero. En realidad, agacharon la cabeza y suplicaron que les permitiera le enseñaran.
No habían podido demostrar nada basándose en sus acciones en el pueblo, pero si una elfa tan despistada en materia de finanzas salía al mundo, existía la posibilidad de que hundiera el mercado general en un instante.
Fue entonces que ahí, en el carruaje, había un lienzo sobre un cajón de madera convenientemente pequeño.
Comenzaba la clase de economía del Sr. Elineh.
Encima había tres monedas. Empezando por la más lejana a la derecha, eran de bronce, plata y oro.
— Vea aquí, Lady Cayna. Primero, tenemos esta moneda de color marrón. Cincuenta de estas monedas equivaldrán a una moneda de plata, y cien monedas de plata equivalen a una moneda de oro. —
La moneda de bronce tenía tallada algún tipo de ave desconocida, la de plata tenía una flor, pero la de oro contenía un edificio. Parecía una especie de gremio que podría encargarse de regular la moneda.
Elineh sacó entonces una moneda incolora y transparente que brillaba con delicadeza y la puso junto a la de oro. Estaba tallada con un emblema que se parecía mucho a algo que Cayna había visto en su tierra natal.
— Esta es una moneda de cristal. Está grabada con la imagen del dios que fue encargado de unificar el mundo y vale quince monedas de oro. —
Cayna la tomó en sus manos, la miró y, de repente, lanzó un hechizo.
『 Habilidad mágica: Análisis. 』
— ¿¡Qué!? —
Luego tomó un palo transparente aparentemente de la nada y lanzó la Habilidad Artesanal: Duplicación. Un repentino torrente de luz recorrió el carruaje y, en cuanto terminó abruptamente, Cayna tenía otra moneda de cristal en la mano.
— Ajá. Creía haber visto esto antes, es un escudo familiar. — Le dio la vuelta a la moneda de cristal que había hecho y se quedó mirando el escudo que se podía encontrar en un altar familiar.
Elineh, que acababa de presenciar todo esto, dejó caer su mirada y se estremeció.
La creación de monedas de cristal era un secreto muy bien guardado. Había escuchado que el proceso sólo era conocido por un pequeño número de enanos, pero verlo ser elaborado con tanta facilidad ante sus propios ojos le dejó estupefacto.
Sin embargo, se recompuso.
— ¡Lady Cayna! Es ilegal hacer dinero por cuenta propia. —
— Oh, lo siento. —
Elineh no estaba seguro de lo que habría sucedido si ella no hubiese agachado la cabeza y capitulado tan fácilmente.
La caravana llegó a un área abierta a lo largo del camino principal para detenerse mientras todavía había luz y comenzó a acampar para pasar la noche. Según Elineh, había varios alojamientos adecuados a lo largo de la ruta, y muchos otros se reunieron en este lugar concreto para descansar hasta la mañana.
A cargo del montaje de las tiendas, estaban algunos de los mercaderes junto con los mercenarios.
Cerca de del lugar, se encontraba un pequeño pero limpio río con agua potable.
Arbiter se acercó a Cayna mientras ésta se sentaba en la rueda de un carruaje y murmuraba para sí misma mientras miraba al espacio.
— Una moneda de bronce, dos, tres, cuatro… Me pregunto si tarde o temprano Okiku saldrá de su pozo diciendo: "¡Te falta una! —
— Parece que te lo ha puesto complicado. ¿Aprendiste algo? —
— Sí... Pero no pensé que Elineh fuera a ser un maestro tan duro. —
Arbiter le dio una palmadita en la espalda a una Cayna agotada y le sonrió.
— Bueno, ¿has aprendido al menos el valor del dinero? —
— A estas alturas, si dijera que aún no lo entiendo, apuesto a que acabaría con dos profesores. —
Su queja le hizo explotar de risa.
Aparentemente, un adulto podía vivir bien con diez monedas de bronce al día, aunque la mayor parte eran gastos de comida. Una noche en la posada de Marelle costaba veinte monedas de bronce, por lo que, si te alojabas diez días, el costo sería de doscientas monedas. Si esa cantidad se convierte en plata, son cuatro monedas de plata.
Lógicamente, esto significaba que veinte monedas de plata eran una cantidad vertiginosa. Después de todo, equivalía a mil monedas de bronce y a cincuenta días de posada.
— Teniendo esto en cuenta, mi lanza era de treinta monedas de plata, pero en realidad no estoy seguro de que valga tanto… —
— De ninguna manera. En cuanto me la enseñaste, me di cuenta de que estaba bien hecha. —
Arbiter llevaba una singular lanza a la espalda. La punta azulada tenía la forma de una llama parpadeante.
— ¿No crees que las tiendas de armas de la capital la comprarían por más de treinta y cinco monedas de plata? —
— No soy muy bueno para saber si una valoración es justa o es demasiado. —
— No puedes usar armas, ya que eres una maga, pero las armas que creaste como artesano hábil valen dos monedas de oro sin dudas. —
Cayna le siguió la corriente a Arbiter y se aseguró de que supiera que estaba escuchando mientras él se cruzaba de brazos y asentía con fervor.
De todos modos, no entendía por qué una sola moneda de plata en esta realidad era la forma más baja de gil en el mundo del juego. Siempre que se conociera la habilidad adecuada para un determinado tipo de arma o armadura, un artesano hábil podía fabricar su propio equipo con sólo prestar atención a los materiales.
Las únicas armas que no se podían fabricar eran los objetos de pacotilla que se distribuían durante los eventos.
Entre ellos se encontraban “La Armadura del Rey Supremo de los Tontos”, “La Espada Hambrienta como el Lobo”, también, “La Noche Trágica: Jason Blade, y el escudo de Cierra la Maldita Boca.” Los efectos de cada uno de ellos eran dudosos por sí mismos, y se dirigían principalmente a los coleccionistas.
— ¡Oh! Por cierto, ahora que lo pienso... Eres una aspirante a aventurero, ¿cierto? —
— Bueno, tengo que ganar dinero de alguna manera. No estoy segura de cómo me sentiría vagando por ahí sin trabajo… —
— ¿Por qué no le pides al Sumo Sacerdote un poco de ayuda? —
— Nunca podría dejarme atar a los hilos de la cartera de mi hijo. Sería un fracaso como madre. —
— Aunque seguro que muchos padres e hijos son así… —
Arbiter decidió atribuirlo a las diferencias entre elfos y humanos y continuó.
— Sinceramente, convertirse en aventurero no es tan difícil. Vas a un gremio de aventureros, te inscribes y obtienes una tarjeta de registro. Prácticamente eso es todo el proceso. —
Metió la mano en el bolsillo del pecho y le mostró a Cayna lo que se asemejaba a una tarjeta de crédito. Tenía un milímetro de grosor y era completamente carmesí.
En letras que reflejaban un arco iris estaba escrito el nombre de Arbiter, su raza, su ocupación y su grupo mercenario.
— Normalmente vienen en blanco, pero los grupos como el nuestro pueden elegir un color. Cualquiera que tenga esto es un aventurero. Tendrás que pagar dos monedas de plata para que te lo vuelvan a expedir si lo pierdes, así que ten cuidado. —
— Sí, ya veo. — Asintió Cayna.
El VRMMORG Leadale era en gran medida una creación japonesa; casi todo el juego había sido desarrollado en el país. Quizá por eso este mundo utilizaba kanji, hiragana, katakana, romaji e inglés. Además, la escritura del juego tenía un aspecto inestable, como si las letras del alfabeto se hubieran inclinado noventa grados.
En pocas palabras, era como si alguien hubiera escrito en un trozo de papel con un pincel empapado de tinta, y luego lo hubiera girado de lado para que toda la tinta goteara.
Con un poco de esfuerzo, esto era lo suficientemente bueno para el lenguaje cotidiano. Sin embargo, a veces parecía más bien una antigua escritura china.
En cuanto a la tarjeta de Arbiter, estaba escrita completamente en katakana, lo que a Cayna le resultaba difícil de leer.
Arbiter… Hu-mano… Sol-dado… Mercenarios de Flame Spears.
Suponiendo que todas las tarjetas están escritas sólo en katakana, entonces se dio cuenta.
— Los gremios de aventureros tienen el mismo aspecto en cualquier lugar. Después de todo, las paredes están completamente cubiertas de solicitudes. Sólo tienes que elegir una que te guste y llevarla a la recepción. Sólo tienes un tiempo limitado para completarla, así que ten cuidado con eso. Si aceptas una petición y no puedes cumplir con ella, tendrás que pagar una tarifa por incumplimiento de contrato… Y bueno, supongo que eso lo resume todo. —
Nunca había esuchado hablar de la existencia de una tarifa por "incumplimiento de contrato" o algo así, pero Cayna pensó que no se diferenciaba mucho del juego.
Lo que más debía vigilar en este momento era que esta realidad era diferente a la del juego. Si moría, no habría pantalla de continuación por lo que era mejor asumir que no podría volver a la vida y reaparecer en el gremio principal como lo hacía su personaje.
Mientras Arbiter le daba indicaciones detalladas y respondía a sus preguntas, el sol comenzó a ocultarse, entonces, uno de los mercenarios corrió a decirles que la cena estaba lista.
Cuando el joven se dio la vuelta para dirigirse a todos, la voz de Arbiter lo detuvo rápidamente e inclinó la barbilla hacia Cayna.
— Kenison, esta chica te ha salvado la vida. Asegúrate de darle las gracias. —
— ¿Eh? Oh, claro. Ahora que lo pienso, me alegro de que ahora te encuentres mucho mejor. —
— ¡¿Lo habías olvidado?! — dijo Arbiter, replicando a la actitud de Cayna, justo en el momento en que lo mencionó.
El joven observó sus ocurrencias con envidia, luego se enderezó e inclinó la cabeza.
— Lady Cayna, ¡gracias por hacer todo lo posible para salvarme en aquella ocasión. —
— ¡¿L-L-L-Lady Cayna?! No es necesario. Sólo llámame por mi nombre. —
— De acuerdo entonces, la llamaré señorita Cayna. —
— Ngh… Sigo pensando que eso es todavía exagerado. —
El rojizo rostro de Cayna y sus vergonzosas bravatas hicieron que Arbiter soltara una carcajada. Continuó con su torrente de: "¡Ja, ja, ja!" mientras se dirigía de nuevo hacia la multitud de gente y el aroma de la deliciosa comida.
Inexpresivo, Kenison observó cómo se marchaba su líder, y luego cambió su mirada hacia Cayna, que parecía igualmente enfadada.
— Es usted increíble, señorita Cayna. Es la primera vez que veo al jefe reírse en un momento como éste. —
— ¿No es la vida más divertida cuando hay gente cerca? Sin embargo, no creo que reírse de repente en la cara de alguien deba contar. —
— No, no, suele estar más irritable cuando montamos el campamento. A los demás siempre nos grita. —
— Es parte del ser humano. ¿No quiere todo el mundo sobrevivir? —
— No está entendiendo el punto. —
Cayna no sabía lo que estaba tratando de decir, y Kenison colgó la cabeza en total fracaso.
Quería hacer entender que Arbiter era normalmente un líder estricto, tanto que no dudaba ni un segundo en regañar a los novatos como Kenison por perder el tiempo si eso significaba garantizar la seguridad de un cliente. Sin embargo, Cayna no veía ese lado de él y tampoco vio cómo acabó metiéndose en problemas más tarde, después de que otro mercenario viniera a por ellos.
Y cuando cayó el telón de la noche, Elineh se acercó a Arbiter mientras éste realizaba sus rondas.
— ¿Has dicho que hay algo que te preocupa? —
— Sí… Son los ogros con los que nos encontramos de camino a la aldea. Son bastardos testarudos y probablemente volverán a atacarnos. —
Al principio, dos ogros habían apuntado cuidadosamente a los carros. Cuatro goblins se se unieron también, y los mercenarios se llevaron a dos de ellos, un ogro había encontrado un hueco y se acercó a la caravana mientras tres personas, incluido Arbiter, luchaban contra el otro. Kenison resultó herido cuando trató de llamar su atención imprudentemente, y el recuerdo aún estaba fresco. Si Elineh no hubiera utilizado inmediatamente uno de los objetos mágicos de su mercancía, era muy probable que Kenison no hubiese salido con vida.
— Por ahora, ¿qué tal si reforzamos la seguridad y le pedimos un poco de ayuda a esa chica? —
— ¿Te refieres a Lady Cayna? Por el momento es una invitada normal… —
Por supuesto, el hecho de que tuvieran una maga experta como respaldo influiría significativamente en su estrategia.
En el verdadero espíritu que decía: "Habla del diablo y aparecerá", Cayna de repente hizo precisamente eso. Llevaba un buen número de ramitas secas en la mano.
— Ah, ahí estás, Arbiter. —
— Lady Cayna, ¿qué llevas? ¿No le sienta bien la cama? —
— Oh, ¿la hamaca? No, está totalmente bien. Me sorprendió que la tuvieras. Es la primera vez que duermo en una. —
Los vagones estaban llenos sobre todo de equipaje y no dejaban espacio para dormir. Elineh era lo suficientemente pequeño como para poder caber a duras penas en los espacios sobrantes, pero alguien como Cayna no tenía esa opción.
Se decidió que dormiría en una hamaca entre dos vagones y se envolvería en una manta. Mantenerse alejada del suelo era también una medida preventiva contra los bichos y serpientes venenosas. En cualquier caso, parecía estar disfrutando.
Cayna dejó las ramas que había recogido y sacó un pequeño tubo de la nada.
Simplemente los había tomado de su caja de objetos, pero cualquiera que no lo supiera, pensaría que acababan de aparecer.
Entonces, le entrego dos de ellos a Arbiter.
— Aquí tienes. Los hice como medidas temporales. Por favor, úsalos si te encuentras en problemas, ¿de acuerdo? —
Arbiter escuchó un ligero chapoteo cuando agitó los delgados tubos de bambú, confirmando que había líquido en su interior. Cayna sonrió ante su extraña expresión y procedió a explicarle.
— Es una poción. No soy muy hábil, y está bastante mal hecha, pero la he repartido a todo el mundo. —
— Gracias por esforzarte en ello. ¿Pero no ha supuesto un gran gasto? —
— No hay que preocuparse. Está hecho con plantas comunes que crecían en los alrededores del pueblo, así que en realidad no tiene nada de especial. Te aseguro que es efectivo. —
Después de recibir un regalo tan casual, se quedaría asombrado cuando lo tasara en un punto de venta apropiado en un momento posterior. El artículo, ya fuera de producción, era un bien precioso valorado en veinte monedas de plata por unidad.
Esto no había sido la intención de Cayna, por supuesto ya que su sentido común de nivel 1.200 le había dicho que debería haber sido una "micropoción", pero en este mundo, los resultados eran los de una poción súper alta.
— Bueno, entonces, ¿qué piensas hacer con esas ramas secas? —
— He pensado usarlas para ayudar a la patrulla nocturna. Espera un segundo y observa. —
Mientras decía esto, Cayna agrupó las ramitas en el suelo, sacó una varita y golpeó la tierra. Momentos después, un círculo mágico que emitía una luz tenue apareció debajo del montón.
『 Habilidad mágica: Cargar: Creación de Golem de Madera Nivel 1. 』
— ¡E-Espera sólo un maldito segundo! —
— Estoy seguro de que nunca dejarás de sorprenderme. —
La madeja de ramas se retorció como si estuviera viva y cambió de forma antes de combinarse para formar un extraño muñeco cilíndrico. Medía aproximadamente un metro de altura, y las nudosas raíces que le daban vida conservaban su forma original para servir de pies. Los brazos eran tan crujientes como cabría esperar de algo creada a base de unas ramitas. Su rostro carente de emociones tenía dos cavidades para los ojos, sin nariz, y un pequeño agujero en forma de boca.
Era tan espantoso que, si uno se lo encontrara inesperadamente en un camino nocturno, diez de cada diez personas gritarían y huirían.
— Bohhh. ~ —
Este parecía ser el sonido que emitía. El muñeco colocó sus brazos debajo de su vientre y se inclinó hacia adelante.
… El comportamiento era extremadamente difícil de seguir, pero parecía como si intentara hacer una especie de saludo como lo haría un mayordomo.
Como su creadora, a Cayna no le molestaba especialmente su horror, pero su expresión era ligeramente tensa.
— U-um, veamos. Si alguien malo se acerca al campamento, solo derríbalo, ¿de acuerdo? —
— Bohhh. ~ —
Cuando Cayna dio la orden de forma vacilante, sus brazos retorcidos emitieron un seco crujido de comprensión. Luego, se escabulló hacia el bosque, que estaba cayendo rápidamente en la oscuridad.
Si alguien no lo supiera, lo vería como una vanguardia demoníaca.
Arbiter pensó que, más adelante, también deberían ordenarle que no atacara a ninguna patrulla nocturna amiga con la que pudiera cruzarse.
Y depues se hizo el silencio.
— … ¿Es-está esa cosa realmente bien? — Preguntó finalmente.
— … Creo que sí. ¿Quizás te gustaría hacer una ronda con él, Arbiter? Es súper fuerte, el doble que un oso. —
— ¡Gah! ¿En serio…? —
Con la Habilidad Especial: “Buscar”, se podía ver que un oso con cuernos estaba entre niveles 35 y 40. Dado que el gólem de madera fue creado en el nivel más bajo posible (Nivel 1 × 10% del nivel de usuario), era una fuerza a tener en cuenta en un nivel 220 como mínimo. Un oso no tenía ninguna posibilidad de enfrentarse a él.
Como estaba hecho de madera, por ende, era débil contra el fuego. Sin embargo, ninguno de los monstruos de la zona usaba ataques de fuego, así que era poco probable que fuese un problema.
— Por cierto, ¿de qué estaban hablando ustedes dos? —
— Sólo de los malditos dolores que pusieron a Kenison en deuda en primer lugar. —
— Oh, ¿te refieres a esos ogros? —
— Son astutos y tienen una racha de terquedad infernal... Espera, ¿acabas de decir "esos"? —
Casi se le pasó por alto en el curso natural de la conversación, y Arbiter le devolvió la pregunta a la despreocupada Cayna.
— Lady Cayna, ¿es posible que ya los haya derrotado? —
— Sí, ¿estuvo mal? Quería enfrentarme a ellos como venganza por lo de Kenison. —
— Es una locura… ¿Co-cómo lo hiciste…? —
— Ah sí, bueno… Fue un espectáculo. —
Pensaron que era mejor no cuestionar demasiado la vaga respuesta de Cayna.
Habían escuchado más que suficientes historias fantásticas por el momento.
La verdad era que ella había perseguido a los ogros de un lado a otro con la Magia de Invocación: “Espíritu Relámpago”, después de encontrarlos escondidos en el bosque cerca de la aldea mientras ella buscaba hierbas medicinales.
Tampoco había duda de que los había ahuyentado.
Después de todo, se habían postrado ante ella y habían suplicado por sus vidas.
Ante el gesto, Cayna les hizo jurar con un discurso impropio que no volverían a acercarse a la aldea, les infundió el corazón de miedo como una maldición adormecedora y los mandó de paseo.
Cayna también había protegido la aldea con contramedidas temporales, como la gárgola en el techo de la posada que era invisible desde abajo.
Simplemente había dado instrucciones a Lytt, que conocía su verdadera identidad, para que se refugiara ahí si ocurría algo.
De repente, se sintieron abrumados por el incidente de Cayna con los ogros, los dos hombres se despidieron rápidamente de ella y dieron las gracias a sus estrellas de la suerte por la diosa que había aparecido entre ellos.
Parecía un poco carente de sentido común y normalidad, pero de todos modos estaban agradecidos.
Cayna pasaría diez días más con la caravana antes de llegar a la capital real de Felskeilo.
Comments